Miro a través del hueco practicado en el tabique de la sala de estar en la casa de la sierra, donde pusimos una ventana, y el día aparece gris, como el hábito de una monja, tras la puerta acristalada que ofrece el panorama del mundo exterior.
El viento del noroeste mueve las hojas del almendro, desnudo ya de frutos. Esta mañana hemos recogido la cosecha, que cabe en un pequeño cesto de mimbre.
Media botella de verdejo frío, un cuarto de pollo asado, pero sobre todo las rodajas de tomate, carnosas, jugosas, aromáticas, dulces y aciduladas, que me recuerdan el sexo de una mujer con la que sueño de manera intermitente algunas noches, cambian la coloración del día, lo convierten en un día brillante, luminoso, flamígero.
La comida y el sexo son dos elementos básicos, sin los que la especie humana no podría sobrevivir ni reproducirse.
Xavier Domingo fué, durante años, colaborador de Cambio 16 y sus magníficas columnas sobre gastronomía las titulaba 'Cuando solo nos queda la comida'.
Se puede aventurar que en su visión del mundo la comida y el sexo eran tan esenciales como yo he expresado aquí, y también que, al menos al comunicarse con su público, Xavier se declaraba como alguien ya amortizado para el sexo. Nunca creí que fuera del todo así.
En un concurso televisivo dijeron el otro día que Francis Ford Coppola se inició como director de cine con dos películas muy subidas de tono, y entre nosotros, García Berlanga patrocinó una colección de libros a la que llamó 'La sonrisa vertical', que viene a ser como lo de la rodaja de tomate, pero en fino, y de todos es conocida la trayectoria de Bigas Luna en el cine contemporáneo, marcada por su afición al erotismo.
Esto desmiente,en mi opinión, que los grandes creadores se desentiendan del sexo, por eso creo que Domingo tampoco se desentendió del todo, a pesar de titular sus columnas, 'Cuando solo nos queda la comida'.
El sexo, además de su aspecto reproductivo, es un fenómeno cultural que tiene muchas vertientes, solo así se puede entender que algunos consideren sexo el acto de cenar pescado crudo servido sobre el cuerpo de una señora desnuda.
La desmesura del concepto de sexo, me rebasa, soy incapaz de entender algo que va, desde una coyunda rural con una mula, hasta los éxtasis de Santa Teresa, que al parecer ligó con el máximo exponente de la religión occidental.
¿Todo es sexo?. No lo sé. Solo puedo afirmar, con reservas, que mi experiencia de hoy con las rodajas de tomate, ha transformado mi percepción
de un día que parecía gris como el hábito de una monja, en otro día brillante, luminoso, flamígero, tanto, que esta tarde a vuelto a lucir el sol en la sierra.
En fin. Sexo.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 13 09 15.
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