domingo, 29 de octubre de 2017

EL HOMBRE Y LA PIEDRA

"El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". Esta sentencia, tan sobada, es tan universal que no requiere el pago de derechos de autor. Esta es la razón por la que mi mente hiperactivo la ha elegido para la entrada de hoy. Por eso y porque me he asomado a la ventana abierta del balcón para mirar el paisaje del barrio, antes de bajar a comprar tabaco, lo que nunca hago, pero hoy me quedaban un par de cigarrillos sobrados de nuestra salida de anoche por Russafa, con Lola y Antoni, y me he quedado traspuesto por lo que he visto.

Un inusual paisaje de numerosas grúas que ocupan, materialmente, todos los grandes solares urbanos que quedaron exentos de actividad, como consecuencia de la gran depresión económica de este siglo, mal llamada crisis, de la que ahora nos dicen que nos estamos recuperando.

Mi impresión primera ha sido que aquella gran estafa inmobiliaria de precios abusivos que luego cayeron con estrépito, pillando a mucha gente --más o menos inocente-- en la caída, tiene todas las trazas de que vuelve.

Otra cosa que ha vuelto, es el llamado conflicto catalán,  hoy les sugiero que no se pierdan el artículo de Lagardera en la 2 de 'Levante', 'De la Semana Trágica al Suflé y del Suflé al Esperpento". Aún sin compartir su punto de vista, me ha parecido una lección magistral de análisis político histórico.

Heráclito sostuvo: 'No te puedes bañar dos veces en el mismo río' (porque cuando lo intentas, añado yo, el río ya es otro) Los que creemos en el acierto de esta sentencia, sabemos que las situaciones históricas, económicas o políticas, nunca se repiten de la misma manera. Eso no es obstáculo para que imaginemos esas situaciones que parecen semejantes, como una espiral, un camino recorrido en paralelo a otro anterior, pero que nunca se tocan.

Y ya puestos a hacer de esta página un compendio de sentencias mas o menos refranescas, me voy a inventar una:

'La Piedra fué anterior al Hombre'

Me habría gustado ser antropólogo, geólogo, o algo semejante, en lugar de eso que he sido, la mayor parte de mi vida laboral, un chupatintas con título universitario y Máster de no-se-qué.

Mi mente, hoy, no solo hiperactiva, sino soñadora, me traslada a un tiempo en el que nunca viví, pero me parece fascinante. Aquel tiempo primigenio en el que la especie humana no había aparecido sobre el planeta. Consideren que, sin ese error de partida, ahora no hablaríamos de cambio climatico como consecuencia de las actividades humanas, en particular la Revolución Industrial, la Sociedad de Consumo, y el momento crítico que vivimos ya por los contaminantes y perturbaciones de la atmósfera.

El hecho es que aparecimos y de todas las formas de vida, las civilizaciones que en el mundo se han sucedido, el Imperio Chino, el Egipcio, Grecia, Roma, por lo poco que sé de ellas, todas, como la actual civilización occidental, me impulsan a un profundo sentimiento nostálgico de algo que nunca practiqué, el nomadismo.

De todas las formas de nomadismo que en el mundo han sido, y todavía son, la que me fascina es la tribu nómada del paleolítico. Me imagino con los colegas de la tribu quedando para ir a cazar, solo lo necesario para la subsistencia de la tribu, como ahora van mis colegas del Maravillas a pescar, y devuelven al mar los ejemplares más pequeños.

En las noches de verano encendiendo la hoguera junto a un refugio ocasional, todavía sin residir permanentemente en una cueva de piedra. Luego vino el Neolitico y, en cierta medida, todo se jodíó. Ya no se vivía solo de la caza, de la recolección, cuando se introdujo una agricultura incipiente y surgieron las primeras vallas y, con ellas, el fenómeno nuevo de la propiedad. Visto con perspectiva, la causa esencial de los conflictos de las sociedades contemporáneas.

Nunca he entendido, tampoco en este momento, cómo un tipo tan sedentario como yo, que ha pasado toda su vida en los despachos de múitiples empresas, puede tener un sentimiento de nostalgia de algo que no ha vivido: el nomadismo.

Creo que está mal enunciado, no es nostalgia, es frustración por un extraño deseo nunca realizado: Vivir la experiencia de compartir un hábitat en el que la piedra fué el primer abrigo, en una naturaleza salvaje y primigenia, mucho antes de que los bosques amazónicos fueran talados sin piedad para cultivar el aceite de palma. No sé.

Los ciclos económicos de especulación inmobiliaria, o los afanes de los polìticos de inspiración republicana nos están proporcionando una nueva versión del repetido dicho:

"El Hombre es el único animal que tropieza dos veces, no con la misma piedra, con otra semejante"

En fin.  EL HOMBRE Y LA PIEDRA.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29 10 17.

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