martes, 1 de enero de 2019

BLANCAUVAS

"Blancauvas es el nombre de la etiqueta de una botella de vino, de las variedades Viura y Sauvignon, afrutado, que ya había comprado antes en Mercadona, por menos de dos euros, pero ayer se convirtió, sin yo haberlo previsto, en protagonista de mi tránsito desde el año 'viejo', al año 'nuevo', un tránsito que tuvo un primer acto algo dramático, y un final muy placentero.

La cosa es que ayer tomamos el bus 25 y nos fuimos a la Pedanía del Saler para celebrar, en casa de mi hija, la Nochevieja. Todo iba muy bien, mis nietos, que ya cocinan a sus 9 y 13 años, prepararon unos gofres riquísimos y luego, en la pre cena, sirvieron dos bandejas de montaditos, elaborados por ellos, unos con paté de perdiz, otros con una salsa y mermelada de frambuesa, otros con queso Gorgonzola, muy ricos, pero aquí comenzó el drama.

Me bebí, sin darme cuenta, media botella de Blancauvas, mientras se doraba en el horno el pollo relleno, y cuando llegó la hora de comerlo, el efecto del blanco sobre la pastilla terrorífica que tomo cada día, me provocó un episodio terrible de vértigo junto con la típica resaca festiva y tuve que retirarme a la cama, acompañado, para no caerme por la escalera, antes de las doce, con lo que quedé con la frustración de no acompañar las doce campanadas con los gajos de mandarina que había preparado previamente.

Por suerte, la cama era tan amplia y cómoda, que he dormido como dios, he dado un paseo por los pinares del Saler, a las ocho de la mañana, y los efectos perversos del vino ya habían desaparecido.

Tengo ahora sobre la mesa del ordenador la botella de vino, con la mitad de su contenido. Tiene un etiquetado muy singular, una de las etiquetas incluye el dibujo del marco de un espejo, con forma de raqueta. Si miras por el hueco del espejo, ves el dorso de la contraetiqueta que incluye un rostro de mujer que, si agitas el contenido de la botella parece que mueve los labios y te quiere decir algo.

Puestos a imaginar, supongo que dice, -Hola, soy Blanca, la primera propietaria de los viñedos de esta bodega. De no ser por mi trabajo en el siglo XIX, cuando compré estas tierras y planté las primeras viñas, no estarías ahora disfrutando del fruto de mi aventura'. Algo así, no?

Al leer la contraetiqueta, he encontrado cosas como esta: --Espejito, espejito,¿que botella de vino es la más hermosa? --Aunque tu seas bella yo conozco a la más preciosa. Su color es limpio y sus reflejos verdes me emocionan. Siento su aroma a hierbas frescas que provoca y sus hierbas tropicales en mi boca. Servir muy frío.

Señores de Blancauvas, agradezco sus expresiones poéticas en la etiqueta, pero echo en falta una advertencia :'No simultanear su consumo con pastillitas terroríficas, no asumiremos responsabilidades en caso de infracción de esta norma sanitaria'

Lo cierto es que anoche me sentí fatal, pero fatal de verdad, pero esta mañana después del paseo por la pinada, cuando ya me he sentido mejor, mi hija nos ha llevado en su coche a recorrer rincones del Parque Natural del Saler, que no conocíamos, o no recordábamos y ha sido una visita tan placentera que, a las 11,30h al volver a casa, le he dicho, --Gracias, Mónica, por existir.

 No soy capaz de describir la belleza de los lugares que hemos visitado. Ya cuando he ido de paseo yo solo, a las ocho de la mañana, un sol limpio y brillante se reflejaba sobre la mar en calma, con ese efecto de iridiscencia al que me he referido en alguna página del blog. Los ocho barcos que aparecían anclados fuera del puerto, un par de ellos de una eslora superior a los cruceros más grandes, componian un paisaje marino poco habitual.

El camino llamado Botánico, nos ha deparado una experiencia contemplativa del todo infrecuente, como las setas de pié azul que hemos visto en los márgenes, y los espárragos tiernos que mi mujer ha guardado en su bolso, para el revuelto de esta noche, luego, la visita a la Albufera, por el camino de Alfafar, con una variedad numerosa de aves, garzas, garcetas, cuervos, yo que sé, de todo, y al final, nuestra incursión por el lago artificial que está entre el pinar y la playa, que yo recordaba como un rectángulo rematado por una barrera de rocas, después de veinte años, es otra cosa, un lago más extendido, que ya no tiene forma rectangular, rodeado de vegetación frondosa, una colonia de ánades que viven en el, y una serie de caminos que permiten acceder a el, con suma facilidad, desde cualquier orientación."

 Y hasta aquí llego, tengo que poner en el horno los codillos de cerdo que compramos, precocinados, en Mercadona, y poner a enfriar el cava brut Cabré-Sabaté, que abriremos, no tanto para celebrar que el año sea nuevo, viejo, o mediopensionista, sino para celebrar que estamos vivos.

Espero que el cava me siente mejor que el Blancauvas, no es por nada.

Un saludo cibernauta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 01 19.

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