Para oponer la realidad de los hechos, a la hipocresía y falsedad frecuentes de los regalos de los políticos en general y los de la derecha en particular, hay que empezar por aclarar algunos conceptos acerca de los impuestos.
Nuestro sistema fiscal, como el del resto de los países de la Unión europea, nos cobra impuestos por, al menos, tres vías. Por los ingresos que percibimos (IRPF), por el gasto que hacemos (IVA), por medio de los impuestos y tasas municipales (Basura, circulación de vehículos, tenencia de inmuebles, recargos en los recibos de suministros y otros). Como se ve, la selva de los impuestos es bastante mas espesa de lo que la pinta Ricardo. Veamos ahora los efectos del regalo que ofrece el PP en algún grupo de población.
En España hay ocho millones y medio de ciudadanos incluidos en la calificación técnica de pobres, por el nivel de sus rentas. Eso significa que, actualmente, no pagan IRPF porque sus niveles de ingresos no alcanzan las cifras que obligan a tributar. Significa eso que no pagan impuestos? No. No solo el regalo que vende Ricardo no les alcanza, porque nada te pueden rebajar de lo que previamente no has pagado, sino que ese segmento de población, que incluye pensionistas, familias monoparentales, mujeres y jóvenes, además de auténticos marginados sociales, a los que percibimos, erróneamente, como los únicos pobres, con esa medida pretendidamente social, pagarán mas impuestos por el efecto de la inflación en nuestra economía --que Ricardo dice que piensan reducir, aunque no dice como.
Como la tarifa del IVA no se reduce para compensar los efectos de la subida de precios, 100 Euros gastados en consumo el año pasado suponían --aplicando el tipo general--16 euros de impuestos indirectos, con una inflación del cuatro por ciento, si el mismo bien nos cuesta 104 euros, pagaremos 16,64 euros de impuestos por el mismo consumo. ¿Donde está el regalo para ese veinte por ciento de la población que no pagaba IRPF, pero ve reducido su poder de compra, no solo por la inflación, sino por su efecto en los impuestos indirectos?. Parece un regalo envenenado, claro que no votan, o votan poco, supongo.
Supongamos que el partido de Ricardo, en lugar de vendernos una rebaja del IRPF, hubiera ofrecido un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de los bancos, para que nos devolvieran al menos una parte de lo que nos han robado, afectándolo a medidas sociales para los colectivos mas desfavorecidos. Eso hubiera sido una medida justa, aunque no un regalo, pero ya sabemos que los banqueros no están por la labor, ellos prefieren dedicarse al mecenazgo, mas rentable en términos de imagen.
Ricardo, en lugar de hacer esa propuesta, miente al señalar el origen del superávit presupuestario que ha permitido al gobierno socialista aplicar medidas sociales de última hora al conocer su cuantía. No es cierto que los socialistas hayan subido los impuestos para regalar cheques. Los impuestos han subido solos y argumentaré porqué.
Hace mas de un decenio que el peso de los impuestos sobre la renta (directos) en los ingresos de los estados ha bajado considerablemente en relación con otras fuentes, los impuestos indirectos que gravan el consumo. Los incrementos obtenidos en la recaudación de los estados que han originado superávit están ligados de un modo automático con la expansión de la economía y el consumo, y este, como hemos visto en los últimos años, ya no solo depende de las rentas percibidas, sino del crédito.
En el clima de especulación, endeudamiento excesivo y consumo desaforado de los últimos catorce años, ningún estado ha necesitado tocar su sistema fiscal para recaudar mas, le ha bastado con hacer caja a costa de los incrementos en los niveles de consumo.
El ejército de burócratas de Bruselas y todos los diputados y senadores de los distintos países que están bajo el paraguas de la unión, tienen unos niveles de vida superiores a la media de sus administrados, porque eso se financia con los impuestos indirectos, que son la mayor fuente de ingresos que sostiene el tinglado.
Ocurre que los tipos impositivos de los impuestos indirectos (el porcentaje que se llevan los estados por cada cien euros de consumo) son iguales para todos, con independencia de su renta personal, con lo que carecen de cualquier efecto corrector en las desigualdades de la renta personal, lo que explica que se hayan hecho tan populares entre los políticos y gestores, pues su aplicación no lesiona los intereses de los mas ricos.
El Impuesto sobre la renta, en cambio, es progresivo, en teoría pide mas a los que mas tienen, solo que los que mas tienen, pueden pagar a asesores y abogados, o trasladar su domicilio fiscal, o constituir sociedades patrimoniales, para eludir o rebajar esa presión. A los políticos les resulta mas fácil obtener financiación a través de los impuestos sobre el gasto, que enfrentarse a poderosos intereses económicos.
Ahora, Ricardo, nos sale con el argumento de que su partido hace una rebaja en el IRPF. Esa supuesta rebaja no mejora, para nada, como creo haber demostrado, la situación de ocho millones y medio de ciudadanos, pero el se dirige a todos, como si fuéramos imbéciles, incapaces de percibir el tufo de falsedad, hipocresía y manipulación torticera, que acompaña ese regalo envenenado.
Ricardo sabe perfectamente todo esto, no se trata pues de una cuestión de ignorancia, sino pura y simplemente de mala fe, manipulación y engaño consciente.
Desenmascarado el engaño, tal vez hayamos dejado a Ricardo en calzoncillos, lo que no sería un mal reclamo para el electorado femenino, dado el agradable aspecto que presenta en la foto que acompaña su panfleto, mejor desde luego que la mentira y la manipulación que usa sin escrúpulo alguno.
Puesto que los impuestos indirectos y la inflación, --cuyos efectos en las rentas mas bajas son devastadores, superiores a los porcentajes medios que se aplican a revalorizar sus escasos ingresos-- son los verdaderos azotes de las frágiles economías domésticas a cuyos titulares pide el voto, Ricardo debería explicar con mas detalle que recetas tiene su partido para reducir la inflación, y que piensa hacer, si es que puede hacer algo, con los impuestos indirectos, en lugar de abusar de la credibilidad de las gentes con falacias tan fáciles de desmontar como la que hoy nos ha intentado colocar, sin éxito, en su panfleto.
Lohengrin. 14-12-07.
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