domingo, 29 de junio de 2008

LA REVOLUCIÓN SEXUAL

Este fin de semana he renunciado a echarme al monte, en plan dominguero, porque la pereza inducida por el calor me lo ha desaconsejado, y estoy contento de haberme quedado en Heliópolis porque eso me permitió en la tarde de ayer, sábado, contemplar uno de los acontecimientos sociológicos mas fascinantes que he podido observar en la vida urbana en los últimos tiempos.


A ver si lo escribo bien, Día del Orgullo Gay, una cabalgata muy colorida participada por homosexuales, lesbianas, transexuales, bisexuales, y supongo que, aunque no aparecían representados en las pancartas, fetichistas, mirones y simpatizantes varios.


Me faltó un monitor de televisión al lado, con una película del cine de Hollywood de los años cincuenta del pasado siglo, para evaluar los cambios profundos que se han producido en las manifestaciones de la sexualidad personal, desde aquel tratamiento que le daba el cine de costumbres de la época, a las demostraciones desinhibidas orquestadas sobre los grandes camiones puestos al servicio de la organización por las discotecas y locales de ocio que son los beneficiarios directos de la liberación de las costumbres.


En aquella época, en los cincuenta, los pedófilos de mi barrio se apalancaban con un mazo de tebeos en la puerta de los cines, con un aire menos peligroso que algunas redes que ahora nos muestra la televisión que usan alguna forma de violencia para ejercer la pedofilia, en cambio los homosexuales, a quienes entonces todo el mundo llamaba maricones, eran sometidos a toda clase de vejaciones y violencias, apalizados en las comisarias del barrio, por la aplicación de una ambigua ley de vagos y maleantes, o de peligrosidad social, por el mero hecho de ser sospechosos de practicar una opción sexual distinta.


Con la transición a la democracia, muchos sentimos el impulso de salir a la calle a celebrar las libertadas, las nuestras y las de los demás, y hubo un tiempo de afirmación del cambio democrático que se prolongó durante años. Restaurada la democracia, superados los sobresaltos y los golpes, el cambio se dio por consolidado, y la mayoría de los que asistimos a los estadios, a los mitines, a las manifestaciones volvimos a casa y, en los últimos años, las manifestaciones del primero de mayo se han ido convirtiendo en rituales procesionales cada vez menos concurridos.


La Revolución Sexual, sin embargo, no ha cesado de crecer en estos años, y me ha impresionado profundamente ver el gran número de personas que ha participado en el Día del Orgullo Gay en Heliópolis, muy superior al de cualquiera de los acontecimientos de afirmación de clase o de protesta en los que he participado, mas o menos activamente, en los últimos tiempos.


Cuando el impulso revolucionario de la sociedad consumista productivista se da por muerto, es estimulante ver a estos colectivos inconformistas proclamar su singularidad en la calle y esa actitud liberadora puede que sea el último refugio donde todavía subsiste el impulso de la libertad individual, en su sentido mas libertario.


Dado el número de personas presentes en el desfile, una simple división nos muestra el porcentaje de la población que está a favor de otras formas de sexualidad, lo que implica que, en nuestra vida diaria, cuando resolvemos un trámite en la administración, o se nos muestran los asistentes a un congreso, o las declaraciones de algún político importante, ese mismo porcentaje está presente en los funcionarios, comunicadores y políticos con los que nos relacionamos, directa o indirectamente.

Por eso, las lesbianas, sin aludir directamente a personalidades políticas muy conocidas, las animan a que muestren su visibilidad, sus preferencias, a que salgan del armario, cosa que, al parecer, han hecho con menor profusión las lesbianas que los homosexuales, lo que es una muestra más de las variadas discriminaciones a que ha de hacer frente la mujer.

Debajo del movimiento de liberación Gay se mueven intereses económicos muy definidos, pero eso es tan legítimo como cuando ocurre en cualquier otro grupo social, organización o partido. Los expertos en marketing han descubierto que los homosexuales, generalmente con menos cargas y un mayor nivel de ingresos que los heteros, por no hablar de que son menos aburridos, tienen un poder de compra muy superior y son un segmento –por utilizar su lenguaje técnico-- de consumidores cada vez mas interesante.


Los patrocinadores del evento han sido negocios de discoteca, bares y lugares de ocio que sin duda son beneficiarios directos de esa clientela, pero parece que hay muchas otras actividades mercantiles que se benefician de esos consumidores potenciales algo mas privilegiados que los agobiados, aburridos y empobrecidos heteros, que no parecen estar ahora mismo para muchas fiestas.


Desde mi punto de vista, lo mas interesante de esta demostración pública ha sido el testimonio vivo, actual, dinámico, de un proceso revolucionario de las costumbres sexuales, quizás el único resto de esa actitud que todavía subsiste en un mundo adormecido, conformista, aburrido, que perdió el impulso crítico cuando creyó conquistadas las libertades democráticas, sin advertir que ese es un proceso continuo, que nunca se puede dar por alcanzado.


Viva la Revolución Sexual. Gracias a quienes defienden su singularidad, porque defendiendo sus libertades individuales, defienden las de todos.


Lohengrin. 29-06-08.

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