El poder catártico de esa reunión hará, sin duda, que los ocho mil que han venido, se hayan creído de buena fe que la nueva imagen que han construido para consumo externo, a dejado atrás la naturaleza de vieja buscona que ellos han revestido con el carisma de la modernidad, pero, mas allá de ese natural entusiasmo por lo novedoso, quienes somos los destinatarios naturales de ese gigantesco esfuerzo de marketing, los mas de veinte millones de ciudadanos que votamos en las elecciones, esperamos algo mas que unos buenos afeites que oculten el verdadero rostro de una formación política que, se quiera o no, es la heredera directa de la gran ramera que, cada vez que ha gobernado, ha dejado claro cuales son sus valores, los de las fuerzas mas reaccionarias que se han opuesto, con una insistencia secular, al progreso de la mayoría de los ciudadanos.
La derecha renacida de este auto sacramental del maquillaje, mantiene sus fuertes vínculos con la iglesia, que se oponen a las leyes de progreso social, y sus cuadros directivos han recibido el apoyo de los líderes regionales que están haciendo una política de destrucción de las redes sociales, de privatización de la sanidad pública, de indiferencia culpable ante las necesidades de los dependientes, de ocurrencias estúpidas en el tratamiento de la educación ciudadana, de degradación de la educación pública, con su política de barracones.
Es poco probable que la presencia de políticos mas jóvenes, bienintencionados, revestidos de un estilo mas moderno y dialogante, pueda oponer su liviano peso al de una organización política que se ha caracterizado por sus posiciones cerriles, alejadas de los intereses de los segmentos mas progresivos de la sociedad, pero también de los mas necesitados de redes sociales, y que ahora se apunta a los principios marxianos. Estos son mis principios, si no les gustan, pues los cambio.
En los últimos treinta años, este país habría progresado mas, y mas deprisa, si los cambios que ahora anuncia la derechona de siempre los hubiera asimilado en tiempo y forma. Cuando correspondía. Llegan tres decenios tarde, pero mas vale tarde que nunca.
Estamos obligados a darles un voto de confianza, aunque, los mas resabiados, no podemos evitar reconocer tras los afeites, a la gran ramera de siempre. Tendrán que convencernos con hechos para que demos el carpetazo a nuestro paradigma de la derecha histórica. Si eso sucede, aparecerá otro problema, ¿como diferenciar a la derecha descafeinada del socialismo desnatado?
Lohengrin. 23-06-08.
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