martes, 18 de noviembre de 2008

CONTRADICCIONES

Somos la leche. Generaciones enteras rechazando el sistema capitalista, citando a Noam Chomsky y a Gore Vidal entre copas de vino blanco y ahora, al primer síntoma de autodemolición del sistema, todos clamamos para que se arregle la grieta, no vaya a ser que se caiga de verdad y eso afecte a nuestro bienestar -–a quien lo disfrute-- y a las veladas de vino y rosas que se celebraban a su sombra.

Esas actitudes confirman lo que siempre he sostenido, que el hombre es un animal contradictorio y los santos varones que escapan a esa debilidad, están en los monasterios, y han conseguido hacer de su pensamiento y de los actos de su vida un todo consecuente mediante la meditación y el aíslamiento. Los demás, que se le va a hacer, somos contradictorios.

Es lo que dijo Sofía, "Estos republicanos que claman contra la tradición dinástica de la monarquía, cuando heredan un inmueble no se aplican el mismo rasero.." (algo así). Muy puesta en razón la aguda observación de Sofía, pero, ay!, también sujeta a contradicción, porque un país no es una finca, y la tradición monárquica ha tendido a confundir ambas cosas demasiadas veces a lo largo de su historia.

Me parece mas escandaloso y contradictorio el clamor de los empresarios, voceros de patronales de todos los sectores, que hasta hace nada defendían con un ardor militante las tesis neoliberales y el libre mercado, y ahora han desempolvado los textos colectivistas de Marx y el recurso al Estado para que les arregle la cuenta de resultados, porque una cosa es la retórica y otra el bolsillo.

Aunque, en el fondo, no hay ninguna contradicción en el hecho de que los ricos quieran que el conjunto de la población pague los fallos del mercado, mientras que cuando este ha funcionado
a su satisfacción, se han embolsado los beneficios. Ellos siempre han procedido del mismo modo, por lo que, al menos en términos históricos, se comportan igual que siempre.

Recuerden cuando el mercado de este país era un espacio autárquico e intervenido, donde casi todas las operaciones estaban sujetas a la autorización del Estado autoritario omnipresente. Entonces se creaban empresas públicas, casi todas desastrosas, con cargo a los presupuestos públicos, para que las privadas chuparan de las públicas por medio de contratas y subcontratas y de ese modo, como ahora se reclama, el dinero público pasara a manos privadas.

¿Se han parado a pensar porqué los ricos consienten en pagar impuestos? Solo porque los recuperan con creces y porque lo que se recauda de los pobres, mucho mas numerosos, es, considerada en su totalidad, una suma enorme, a la que le pueden hincar el diente y hacerse mas ricos todavía.

Toda la retórica sobre el carácter social de la redistribución de los sistemas fiscales, es desmentida cada día por la circulación permanente de dinero público, a favor de las arcas privadas de los ricos. Lo que estamos viendo ahora, no es mas que un episodio de una práctica
habitual, consustancial a todas las economías, aunque atenuada en los países que tradicionalmente hacen un uso mas social de los recursos públicos, como es el caso de las democracias escandinavas.

Ya se que suena conservador, pero parece que la jodienda no tiene enmienda. Cambian las formas, pero aquello que los barbudos de los sesenta llamaban las contradicciones del sistema no son, en el fondo, contradicciones, sino el modo natural en el que operan el cinismo y el dinero, un binomio siempre presente en cualquier país desarrollado, desde que el capitalismo se convirtió en una forma económica y cultural extendida.

Bien, pues a pesar del enorme cuerpo doctrinal crítico que han elaborado los intelectuales de izquierda en los últimos setenta años, y de las posturas estéticas anti sistema que las modas han hecho aflorar en diferentes décadas, ha bastado que un seísmo de poca intensidad haya dejado una grieta visible en los muros del sistema financiero, para que, unos, los neoliberales, redescubran las bondades del Estado, mientras que otros, los antiguos anti sistema, se apresuren a demandar medidas para que se apuntale, en lugar de reunirse en Cibeles, provistos de botellas de cava, para celebrar lo que durante tanto tiempo han esperado.

Contradicciones. Solo están libres de ellas los santos varones que están en los monasterios y llevan una vida congruente con su pensamiento.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 18-11-08.

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