sábado, 1 de noviembre de 2008

ARMAS

El entrañable periódico de mi pueblo lleva hoy, en la sección de internacional, página 35, una noticia de agencia, firmada por Elvira Palomo, que incluye el texto de la Segunda Enmienda a la Constitución americana, que reproduzco sin su permiso, porque es de dominio público.

“Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”

Al parecer, esa medida, que tuvo su origen en una situación histórica post colonial, y luego gerracivilista, sigue vigente en Usa. Es como si aquí siguieran vigentes las milicias revolucionarias del Frente Popular. Tremendo, ¿no?

El asunto es que, ahora mismo, en los Estados mas partidarios de la defensa propia por medios violentos, la venta de armas se ha disparado, nunca mejor dicho, por temor a que los demócratas, si llegan al poder político, limiten ese derecho con alguna medida legislativa.

Esa reacción proviene del uso demagógico, en beneficio de los republicanos, del miedo de los electores partidarios de las armas. “Si ganan los demócratas, os van a quitar las armas” Me suena lo mismo que aquello que tanto se escuchaba antes del pacto de Toledo en España –y aún después-- “Si ganan los socialistas, os quitarán las pensiones”. La demagogia también es un arma, a veces tan efectiva como el tiro en la rodilla.

Recuerdo un viejo chiste sobre la demagogia política que decía algo así. Un aspirante a diputado visita un pueblo de la España seca y, algo confundido sobre donde se encuentra, termina su discurso con una promesa electoral....”Y, además, construiremos un puente” --¿Para que queremos un puente, si no tenemos río?, contesta un elector. “Pues, os traeremos el río”, remacha el aspirante a diputado. Este viejo chiste ha perdido su sentido, desde que los políticos prometen trasvases sobre los que no tienen competencias, pero el contenido demagógico de esas promesas, sigue vigente, porque la demagogia sigue funcionando como arma política.

Lo de las armas en USA es algo que no terminamos de comprender los europeos. Las matanzas periódicas en los institutos, o los accidentes de menores al entrenarse en su uso, nos horrorizan a algunos. Aquí también tenemos armas, pero, en general, los Estados europeos retienen para si el monopolio de la violencia, lo que también debería producirnos cierto horror, pero se ve que nos hemos acostumbrado.

Hay excepciones. Me contaron –no se si todavía es así.--. que en Suiza, los ciudadanos son como una milicia que guarda las armas en su casa, y unos días al año hacen su entrenamiento militar, para conservarse en forma en caso de que su país fuera atacado. Un director de origen alemán con quien trabajé, me dio su opinión de que Hitler no invadió Suiza, porque sus habitantes estaban armados hasta los dientes. La opacidad de su sistema bancario, ahora atemperada, es el arma que les ha garantizado su prosperidad, pero el arma mas sofisticada de la que disponen los ciudadanos suizos para preservar su tranquilidad es el anonimato de sus políticos. ¿Alguien conoce el nombre del presidente de ese Estado Confederal?.

Lo de las armas es una cosa muy antigua.No hay mas que recordar las sobrecogedoras imágenes de 2001 Odisea del Espacio, cuando un homínido exhibe triunfalmente una tibia, después de descubrir su poder destructivo. Lo que confirma que las armas, en si mismas, hasta que los humanos afirmaron con ellas su instinto destructivo, no eran en su origen nada peligrosas.

Confieso mi ignorancia sobre la sociedad americana, mas allá de los tópicas que el cine y los medios de comunicación nos hacen llegar. De la demagogia política, en cambio, tengo noticia cercana, y no parece ser muy distinta la de aquí, de la de allí. Los temores de los partidarios de las armas a que gane Obama, y su actitud acaparadora de las que están a la venta en su país, parecen un signo de que el acceso a la presidencia del candidato demócrata, tiene una alta probabilidad de convertirse en un hecho cierto, el próximo 4 de noviembre, con permiso de quienes votan en los Estados de la América profunda, que al parecer consideran cualquier hipotética limitación en el acceso a las armas, un ataque a su intimidad.

Lohengrin. 1-11-08.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios