sábado, 15 de noviembre de 2008

RELEVO GENERACIONAL

He bajado al Maravillas y Tony se ha quejado de que tenía el bar lleno, pero estaba con los brazos cruzados.

--Míralos. Antes esto estaba lleno de viejos, ahora son los jóvenes los que ocupan las mesas y se pasan las horas jugando al dominó, pero como no tienen un euro y no consumen, me van a llevar a la ruína. Claro, como no tienen trabajo.

Los medios de comunicación aluden todos los días a los expedientes de regulación de empleo de las compañías del sector del automóvil, y de otros sectores, que contribuyen con millares de despidos al aumento del desempleo. Los gabinetes de estudio de sindicatos y patronales comunican sus proyecciones sobre los niveles de desempleo que se esperan para el año próximo, pero pocos aluden a los cientos de miles de jóvenes, que no han trabajado nunca, y cuyo acceso al mundo laboral se ha visto truncado por la inoportuna aparición de la recesión económica, justo cuando ellos estaban culminando su formación para incorporarse al relevo generacional que todo sistema productivo demanda.

Las cifras de desempleo que registra el Inem se refieren a quienes, habiendo trabajado antes, pierden su empleo, pero, si no estoy equivocado, no incluyen a quienes aún no han accedido a su primer empleo.

Si ya es un trauma que cuando alguien ha establecido una familia, ha comprado una casa, un coche, ha comenzado a organizar su vida, de súbito le azote el latigazo del desempleo, no parece menos frustrante, después de haber dedicado tres cuartas partes de tu vida joven a la formación, bien sea en primaria y secundaria, o profesional, universitaria y de posgrado, encontrarse con un mercado de trabajo en franca recesión, que, además de desprenderse de sus trabajadores activos, carece de capacidad para ofrecer su sitio a los nuevos.

No todos los que están en esta situación se dedican a jugar al dominó, claro, la mayoría ocuparán su tiempo en la formación complementaria, hasta que la plaga escampe, con lo que, probablemente, se convertirán en la generación mas preparada para cuando les llegue el momento del relevo, como al parecer le sucederá al príncipe Carlos de Inglaterra quien, si alguna vez llega a reinar, será el monarca más preparado de la historia, si ha dedicado parte de su larga espera a la formación, además de a la caza del zorro.

Si sumamos a los millones de personas que viven en el entorno estadístico de la pobreza, los indigentes, los parados y los jóvenes en busca de su primer empleo, no es de extrañar que el consumo interior se desplome hasta la recesión.

Es patético que, mientras tanto, en la cumbre del G no se qué, escuchemos a Bush hacer una encendida defensa de la libertad de mercado, y aún lo es mas, oír a su turiferario, Aznar, alabar su gestión. ¿Que libertad, la de Bush, sus amigos y conocidos para desplumarnos a todos? ¿Que mercado? ¿El de trueque, como en la edad media, al que podríamos llegar en ausencia de intervenciones masivas, decididas y urgentes, que no a van salir, de momento, de la reunión de Washington?

En una situación como la actual, que tiene semejanzas con la gran crisis de 1.929, está fuera de lugar el conservadurismo económico de Solbes, aquello de dejar que el sistema se arregle solo, que se purgue de los excesos cometidos, limitando las intervenciones a un nivel que se puede calificar de cosmético.

Antes o después, aquellos Estados que tienen un nivel de deuda relativamente bajo,como España, se verán obligados a tirar del déficit para intervenir masiva y operativamente en sus economías, procurando hacerlo de tal modo que ni la burocracia ni el exceso de intervencionismo en los procedimientos, reste eficacia a sus medidas, ni dinamismo a la circulación financiera necesaria para recuperar una cierta estabilidad económica. Cuanto mas tarden en hacerlo, mas recursos deberán dedicar a esos objetivos, peor será la salud de la economía, mas costosa y dilatada en el tiempo será su recuperación.

Cuanto menos tarden los médicos reunidos en consulta en Washington en acordar diagnósticos y tratamientos, y en implementarlos a pié de cama, el ejército de jóvenes demandantes del primer empleo, dispuestos a acudir al relevo generacional que les corresponde, se lo agradecerán, y, si no lo hacen, se lo demandarán, en forma de protestas y disturbios. El tiempo, ahora, es crucial, si lo dejamos transcurrir demasiado sin tomar las medidas adecuadas, que no nos sorprenda luego lo abultado de la factura.

Me ha salido una cosa demasiado expresionista, de brochazos gordos. En fin.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 15-11-08.

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