sábado, 22 de noviembre de 2008

CUERVOS

A quienes acudían a las subastas judiciales para lucrarse comprando bienes embargados, por una décima parte de su valor, se les llamaba cuervos. También eran conocidos como subasteros. Ahora reciben la calificación de financieros, pero su respuesta instintiva al olor putrefacto que despiden las empresas con graves dificultades financieras es la misma que la de las aves de rapiña que vuelan en circulo y se lanzan en picado sobre la presa.

La mafia rusa parece que va a conseguir posar sus garras sobre Repsol, a través de la compra por Lukoil de la participación de Sacyr en esa petrolera. En el juego del tres en raya –constructores, petroleras y banca-- que era hasta ahora el sector energético en España, parece que va a entrar un cuarto jugador.

No es que Repsol sea una hermanita de la caridad, a la que haya que proteger de influencias perversas. Esa compañía, que ahora la oposición al gobierno defiende como un símbolo estratégico, que es su modo de decir patriótico, se lleva mil millones de Euros al año por convertir el crudo en gasolina, o sea, que los consumidores que llenamos el depósito en las estaciones de servicio, le damos esa millonada a Repsol por sus servicios.

El fondo de la cuestión es, se quiera o no, que Sacyr podría ir a la quiebra si no vende su participación y que esa situación, que no se genera en dos días, debía ser conocida por el gobierno hace mucho tiempo. Como nadie se ha movido antes para encontrar una solución mas “nacional” al problema, especialmente sus administradores, los responsables directos de su situación, ahora De la Vega se ve obligada a enfatizar la naturaleza privada de esas empresas, y a vender la no intervención del gobierno en una operación mas que dudosa, como si fuera una muestra de su exquisito respeto por el mercado. Anda ya!

Con la cantidad de empresas energéticas comunitarias que nos roban a los consumidores desde una perspectiva mas formal, hemos tenido que ir a parar a manos de los rusos, que nos robarán igual, pero con el agravante de que el producto de su exacción podría aplicarse a fines inconfesables, por no decir ilegales.

He visto esta semana la película Gomorra. Al final aparece un informe con las estimaciones de los ingresos de la Camorra, y se cita una de sus últimas inversiones, la compra de acciones para la reconstrucción de las Torres Gemelas. Hoy mismo, la prensa desvela que el anterior responsable de la lucha contra el narcotráfico en México, recibía todos los meses 360.000 dólares de los narcos.

¿No habría que mirar mas, antes de permitir la entrada en Repsol a socios tan problemáticos? No vaya a ser que por impedir la quiebra de Sacyr, un problema a corto plazo, a largo plazo, nos veamos metidos en un lío mucho mayor, dada la tendencia de los oligarcas rusos a acciones poco homologables con las prácticas en los mercados comunitarios.

En un mundo tan surrealista como el que estamos contemplando últimamente, cualquier cosa es posible, porque la geopolítica siempre ha sido un tablero de ajedrez, pero las últimas jugadas parecen inspiradas por algún genio loco.

Si esa operación llega a su fin, cuando llenen el depósito en la estación de servicio, tengan la certeza de que las refinerías les estarán robando, como siempre, pero añadan la duda del opaco destino del producto de ese robo, por lo que concierne a la participación rusa.

En fin. Cuervos. El olor putrefacto los atrae. Vuelan en círculo sobre el escenario financiero internacional y cuando su instinto les hace descubrir la presa, se lanzan sobre ella en picado, ante la pasividad de los guardabosques.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 22-11-08.

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