La prensa del día no habla de otra cosa. Obama y Mc Cain, Mc Cain y Obama. Ni una línea dedicada a los candidatos a la vicepresidencia, a pesar de que las tragedias griegas, y la historia de la humanidad, se nutren a menudo de personas que no estaban en primera línea, sino en la sombra, pero fueron determinantes en acontecimientos cruciales, como la revolución francesa, la suerte de los zares, las conjuras monárquicas y las de los gobiernos formalmente democráticos, como fue el caso de López Rega en Argentina, conocido como el Brujo. Claro que las elecciones de hoy en USA se llaman Presidenciales, por algo será.
A lo largo de la campaña, hemos visto un cierto protagonismo de la candidata a la vicepresidencia de los republicanos, Palin, pero Obama ha oscurecido completamente la figura de Biden, su segundo.He tenido que explorar Casa América, una página en Internet, para saber algo de ese desconocido.
Josep Biden JR, --vaya, otro niño, representante de una saga, aunque en este caso con una dilatada experiencia política-- tiene 65 años, es blanco, católico, y jefe del Comité de Relaciones Exteriores del senado, votó a favor de la guerra de Irak, y hace 36 años que ejerce como parlamentario. Un hombre del aparato, como decimos aquí, o si lo prefieren del sistema. Un contrapeso al mensaje de renovación y cambio que lanza Obama.
Así como los republicanos han descargado parte del peso de su campaña en Palin, de la información que recibimos aquí no se desprende que Obama haya hecho lo mismo con Biden. Tal vez, la necesidad de no distraer a los electores le ha llevado a concentrar todos los medios en un mensaje y un candidato único.
Mc Cain tiene 71 años, Obama no ha alcanzado los cincuenta. Esa puede ser una razón para el distinto énfasis que cada uno ha puesto en su estrategia. Pero ese argumento tiene una debilidad, los años que contamos son los que ya no tenemos, y nada sabemos de cuantos nos quedan por cumplir.
Lyndon Johnson llegó a la presidencia desde su oscuridad de segundón cuando alguien le acortó a J.F. Kennedy su trayectoria vital y política. Por eso, la figura del vicepresidente cobra una importancia decisiva, porque sabemos quien comienza una legislatura, pero no quien la tendrá que acabar.
Le deseo a Obama larga vida, y le prefiero a Mc Cain para arreglar los desastres en que Bush JR nos ha metido, pero como la historia ha demostrado en múltiples ocasiones que los segundos, quienes brillan menos, acaban por ser los depositarios del poder, porque los caminos para alcanzarlo son así de retorcidos, interesa mucho la personalidad y el historial del segundo de a bordo, no vaya a ser que, deslumbrados por el brillo que emite el candidato, se nos escape la figura oscurecida de quien, por azar, podría sucederle.
Y lo que veo en el candidato a la vicepresidencia de los demócratas es algo bastante opuesto a lo que predica Obama. Así como el aspirante a presidente parece un hombre ligado a su partido, pero con una cierta independencia, ajeno a sagas y fórmulas hereditarias de clan, tan presentes en la historia política de Estados Unidos, Biden es una genuína representación del sistema que se quiere renovar, por lo que, si por alguna razón, alcanzara la presidencia, o incluso desde su puesto de vice, su influencia llegara a ser determinante, todas las esperanzas de renovación de un sistema que parece algo gastado, podrían quedar en nada.
Es la manía de los políticos modernos, quieren jugar en todos los terrenos, van a por los votos de la izquierda, del centro y de la derecha. Al final, pierden su identidad, en su afán por no molestar. Por llegar a los electores que no piensan como ellos, tratan de convencerlos de que ellos, los candidatos, piensan como esos electores, en principio, distantes de sus planteamientos políticos. Obama ha mantenido una coherencia en su mensaje de cambio, tal vez por eso, la suma de Biden a su candidatura, va dirigida a los enterados, a los sectores mas informados, con intereses mas sólidos en el sistema, pero no se ha hecho llegar a los votantes de a pie con la misma intensidad con la que los republicanos han exhibido a Palin.
Otra opción hubiera sido una candidatura de los demócratas a la vicepresidencia, mas independiente, menos ligada al sistema, del que se dice que se pretende renovarlo. Pero en los tiempos que corren, los políticos no van solo a por los votos, quieren todos los votos. Los liberales, los progresistas y los conservadores. Así es como funciona, y Biden es, al parecer, la figura encargada de captar los votos de quienes desconfían del cambio.
Bueno, por lo menos ahora ya lo sabemos, aunque para averiguarlo hay que consultar una página de Internet, Casa América, porque en los diarios generalistas, con tanto Obama y Mc Cain, Mc Cain y Obama, los árboles no te dejan ver el bosque.
Lohengrin. 4-11-08.
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