domingo, 5 de junio de 2011

LA MAR

"La mar....la mar...siempre recomenzada" (Valéry) y las muchachas verdes, amarillas, azules, en sus breves ropajes, que las visten/desnudan, papeles de compresas, envoltorios de helados, y residuos humanos, de los que el mar se purga, cada lunes.

Una luz solar cegadora me deslumbra al salir del bar de los locos, con 'El País' bajo el brazo que he comprado en el quiosco y me servirá para distraerme mientras voy a refrescarme esta mañana con la brisa suave de una playa de Heliópolis,la ciudad del sol, a la que llamo así en el Blog por razones que ya he explicado en otra página.

En Castilla-La Mancha no hay playa, pero desembarca allí una tropa de filibusteros del PP, todos con un parche en el ojo y una pata de palo, con Cospedal de momento en la retaguardia.
(....)
La actitud de esa tropa tumultuosa recuerda la de la política y los políticos del tiempo de Cánovas y Sagasta, cuando el turnismo por acuerdo tácito entre los partidos que se sucedían en el simulacro parlamentario centraba los cambios de gobierno en el lema 'quítate tú, para ponerme yo'.

No otra cosa es el sentido del cierre de empresas públicas llenas de enchufados del PSOE que anuncia el PP como una de sus primeras medidas de gobierno en esa comunidad. El parche en el ojo que portan los desembarcados en la playa castellano manchega les impide ver el panorama de las comunidades gobernadas por su partido, la valenciana, la murciana, y la madrileña, entre otras.

Esa arremetida tuerta sobre comunidades gobernadas por los socialistas evoca el viejo dicho que reprocha 'ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio', aunque en este caso, no se trata de pajas, porque igual de gordos son los dislates que unos y otros han cometido con sus mayorías en diferentes comunidades.

Que Castilla La Mancha, o Andalucía, requieran un saneamiento de su política autonómica es algo en lo que cualquiera medio informado estará de acuerdo. Que suceda lo mismo, incluso en mayor grado, con la Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares o Madrid, da a entender que es todo el sistema lo que está podrido, con independencia de la identidad política de quienes gobiernan.

En cuanto a la pata de palo que también portan los bucaneros desembarcados en Castilla-la Mancha, suponemos que va a comenzar a ser usada enseguida, una vez que el impacto mediático de la estrategia torticera de justificar con la herencia socialista medidas draconianas haga su efecto, es previsible que se lancen a bastonazos contra los bienes y servicios públicos, con la finalidad esencial de retribuir, por medio de privatizaciones y expolios, a quienes, desde el sector privado, han financiado su expedición corsaria.

El espectáculo mediático que está dando el PP en Castilla-La Mancha, tiene, al menos, la virtud de la transparencia, algo que no practica en las comunidades que gobierna, porque deja al descubierto, no solo de manera transparente, yo diría que también obscena, el carácter esclerótico, caciquil, petrificado, del bipartidismo en España, un sistema político obsoleto, de perfiles decimonónicos, que da la razón a quienes desde las plazas públicas reclaman, enérgicamente, una renovación, una reforma urgente que lleve a un cambio de paradigma en la acción política parlamentaria, para que se ponga al servicio de la soberanía popular, secuestrada por los intereses mezquinos de las organizaciones partidarias.

Este espectáculo vergonzoso del PP en sus maneras de acceder al gobierno en comunidades arrebatadas a los socialistas, no debe oscurecer la percepción del verdadero problema, que no es tanto el color de quienes gobiernan, sino el hecho, demostrado, de que las mayorías absolutas que se prolongan en el tiempo, son una fuente de corrupciones, abusos y apropiaciones de unos cargos que, en su origen,
son un medio de servir al ciudadano, y acaban convertidos en una 'propiedad' de quien está obligado a servirnos, por un sentido patrimonial de su ejercicio, en favor de quien lo ejerce.

La responsabilidad de este sentido patrimonial del cargo público, no solo es de quien lo ejerce, sino de quienes, con su voto, lo permiten. En este sentido, yo me siento a salvo de esa responsabilidad. Siempre he intentado desalojar, con mi voto, a quienes se eternizan en el sillón, aunque no lo he conseguido. Por lo menos, lo intento.

Para suavizar esa frustración, me voy a la playa, a gozar de la suave brisa fresca del mar en esta mañana luminosa de junio. De momento, el sol sigue saliendo para todos, es gratis, y las huestes que han desembarcado en Castilla-La Mancha, no lo pueden privatizar. Además, allí, no hay playa.

En fin. La Mar.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 5-06-11.

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