martes, 28 de junio de 2011

LLEPACULS

Circula por la Red un texto que recoge las tipologías de una parte de los votantes del Partido Popular en Heliópolis, que Xavi Castillo ha hecho famosas en sus actuaciones en directo, en las que se suele dirigir al público diciendo, seguro que en la sala hay alguien que ha votado al PP.

El ácido sarcasmo de Castillo se dirige, sobre todo, a aquellas personas cuya situación socio económica no parece congruente con sus preferencias conservadoras. Castillo resuelve su perplejidad ante el sentido del voto en Heliópolis, que da abrumadoras mayorías conservadoras propiciadas por gentes que, en general, tienen poco que conservar, observando las conductas de los votantes, digamos de medio pelo, y clasificándolos en varios segmentos, entre ellos, el de los 'llepaculs', lameculos, para que todos nos entendamos, y los diferencia claramente del voto natural conservador, propio de aquellos que tienen fortunas, o negocios, que aspiran legítimamente a conservar, sin excluir a esas otras minorías conservadoras cuya orientación electoral es un asunto de principios.

Simplificar la complejidad social en un asunto de pobres y ricos puede parecer pueril, porque en el medio hay una numerosa casta de gentes que no siendo ricos, tampoco se sienten en la pobreza, aunque la prolongada crisis, sus efectos, y sus perspectivas, parece que van camino de convertir esa simplificación en algo mas real.
(...)
Tal vez nos hemos precipitado al condenar el análisis histórico de Franco y el franquismo, divulgado en un diccionario de la Real Academia de la Historia, que negaba el carácter dictatorial de aquel régimen. Quizás la terminología empleada, dictadura o régimen autoritario, no fuera la mas precisa y aquel régimen político, que marcó cuatro décadas de nuestra historia fue, en realidad, el régimen de los lameculos.

Franco repartió favores, prebendas, licencias de importación, concesiones energéticas y otras sinecuras, durante buena parte de su reinado, con una manifiesta habilidad de gallego para tener sujetas a las diversas corrientes que subyacen en todo régimen, sea este autoritario, dictatorial, o democrático formal, y los beneficiados por esas prebendas aprendieron a lamer el culo de toda una pléyade de funcionarios, capitostes y ministros de su ramo, para trepar por las ramas de aquel sistema perverso, en el que el general lo mismo firmaba penas de muerte mientras tomaba una taza de caldo gallego, que sometía a un filtrado minucioso las autorizaciones que concedía en una economía asfixiada por su intervencionismo personalista.

Luego llegó la ayuda americana y el reconocimiento, mas o menos explícito, del régimen franquista por las naciones democráticas, la liberalización económica, la reforma fiscal, el divorcio y todo eso, pero ya una parte considerable de la población había interiorizado la cultura de que, si quieres obtener algo, debes lamer el culo a alguien para conseguirlo.

El clima de lameculismo se extiende con facilidad entre todas las capas sociales.
Muchos trabajadores, al percibir ese mensaje social, comienzan a lamerle el culo al jefe de personal, para que les de mas horas extras. Los que están aún por debajo en el escalafón, observan la creciente prosperidad del colega y siguen su ejemplo, aunque no todos lo hacen. Entre los campesinos asalariados andaluces que cultivaban por cuenta ajena los latifundios de los señoritos, hubo quienes se afiliaron al anarquismo militante, mientras que otros los denunciaban para gozar del privilegio
del buen trato del patrón.

La ausencia de pensamiento crítico, indisolublemente unida a la tipología del lameculos, se deriva, creo yo, de la percepción de que las relaciones de poder son las que mueven el mundo, y hay que estar a bien con los poderosos si quieres medrar, incluso, llegado el caso, hay que votar al Partido Popular, cualquiera que sea tu extracción social, porque se le reconoce mayor capacidad mediadora con los poderosos que son quienes, según una leyenda urbana, te pueden dar trabajo y estabilidad.

Esta teoría, basada en el Xavicastillismo, es solo una parte de la explicación de las preferencias electorales que causan la perplejidad del cómico que la difunde.
La otra, en mi opinión, es el papel, o la ausencia de papel, de la oposición de izquierdas, sobre todo la del PSPV, en la política parlamentaria y ejecutiva de Heliópolis.

No paro de leer, un día si y otro también, opiniones publicadas en la prensa escrita por sólidos militantes socialistas, con un historial dilatado en el partido, que hacen demoledoras críticas sobre el estado comatoso de la organización que gobernó en Heliópolis, hace casi veinte años.

Comparto casi todos sus argumentos. Es lamentable que quienes son el rostro del socialismo valenciano en la oposición, sean a menudo mesócratas incapaces de trasladar una ilusión fundada a su electorado natural, que repiten palabras vacías, incapaces de forjarse un discurso y una actitud a la altura de las exigencias que la situación socio económica de Heliópolis reclama.

Esa ausencia de entidad política y humana, de competencia, entre quienes deberían frenar los excesos de las mayorías absolutas conservadoras aquí, junto a la tendencia al lameculismo que viene de muy lejos, ha dado como resultado una hegemonía antinatural de la derecha en Heliópolis, que se prolonga mas tiempo del que sería saludable para un correcto ejercicio de la democracia.

Todos tenemos, seguramente, en nuestro círculo de conocidos, a alguien que responde con una exactitud asombrosa a los tópicos que divulga Xavi Castillo, pero esa no es la única causa de la ausencia de pensamiento crítico que revelan las preferencias electorales mayoritarias. No habría tantos lameculos, si las fuerzas políticas de la izquierda trasladaran un mensaje fuerte, creíble, sólido, de que, a pesar de las relaciones de poder, somos capaces de equilibrarlas, moderarlas y dirigirlas hacia la consecución de una sociedad mas humana, mas tolerante, mas libre, en un entorno económicamente eficaz y socialmente mas solidario.

Pido sinceras disculpas por el discurso seudo sociológico que me ha salido. Yo solo quería glosar el texto que circula por Internet, que es un elogio de la perspicaz mirada de Xavi Castillo sobre los 'llepaculs'.

En fin. Llepaculs.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 28-06-11.

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