viernes, 3 de junio de 2011

ÓPERA

Ayer, jueves, vi dos funciones de Ópera, lo que no es nada habitual en mis rutinas de ocio. La primera, en el Palau de les Arts, consistió en una lectura dramatizada de Tosca, eso decía la información que me motivó a asistir.

En realidad se trató de un espectáculo puramente teatral, al que solo se le ha añadido algún brevísimo fragmento de la òpera. Basado en 'La Tosca' de Victorien Sardou, un dramaturgo francés, estrenada en París con Sarah Bernhardt tres años antes de que Puccini hiciera lo propio con la muy representada después Tosca, en Roma, cualquier parecido musical con la ópera del mismo nombre es una pura anécdota.

Por la tarde, en la Capella, en La Nau, un numeroso elenco de veintitrés actores, actrices, músicos y cantantes, nos ofreció el estreno absoluto del Concierto 3:
Opera *variaciones zzzzz - tió - ti, de Lidiana Cárdenas, una puesta en escena espectacular de una obra multidisciplinar, en el marco del Circle Art, Laberintos de Silencio, un ciclo que ha incluido cuatro conciertos, dos en el Paraninfo y dos en la Capella. Fabuloso.

(...)
Pensando hoy sobre lo que vi ayer, para contarlo en el Blog, he de confesar que el espectáculo de Circle Art, dado que no tenía unas determinadas expectativas, ni información previa antes de verlo, me causó una muy grata impresión, mientras que con La Tosca, me sucedió exactamente lo contrario, porque mis expectativas eran otras, y mi información errónea, lo que no resta ningún mérito al trabajo de los actores que lo escenificaron.

La puesta en escena de la Tosca por parte de José Galotto me gustó por su extrema austeridad, que rebasó la mera sencillez. Unas varillas metálicas convenientemente dispuestas sobre el suelo del escenario, señalaban las estancias virtuales donde ocurría la trama. Este recurso me recordó una película de Von Trier, interpretada por Nicole Kidman, que utilizaba esa misma extrema austeridad en la puesta en escena.

Una mesa con un aparato de radio de los años treinta, que emitía cuando la escena lo requería música italiana de resonancias fascistas, junto al vestuario de algunos actores, botas militares, camisas negras, pero ningún emblema visible, daban coherencia a los personajes y a los textos.

Enric Juezas, que interpreta al Barón de Scarpia, lleva con mucha profesionalidad
el peso del principal personaje de la obra, una verdadera encarnación del mal, del abuso de poder, al que se resiste heroicamente La Tosca (Estela Muñóz) entregando su vida a cambio, en esta tragedia que se ha puesto en escena en el marco del IV Festival del Mediterrani, bajo el lema, Amor es llibertat, y a la que se le ha querido dar un sentido de testimonio contra el odio y la violencia de género, como puso de manifiesto uno de los actores en el coloquio posterior, al explicar la escena en la que dos jóvenes soldados fascistas bailan juntos, como un homenaje al amor libre en medio de la tragedia.

De la Ópera *variaciones zzzzz,... representada en una única sesión en la Capella, diré que atrapó mi entusiasmo desde el principio. El trabajo musical, las voces, el violín electrónico, las declamaciones, las performances, el uso que se hizo del espacio, todas y cada una de las aportaciones a este espectáculo múltiple y diverso
contribuyen a un resultado excelente. Las voces, pese a ser expresiones sincopadas, carentes de letra reconocible, consiguen un resultado musical de una calidad y una altura fuera de lo común.

Las voces femeninas, Patricia Roca, Contralto, y Vanessa García, Soprano, excelentes.
Las performances, sorprendentes. Daré detalles, al tratarse de una función única, nada desvelo a sus improbables futuros espectadores. Un actor en escena al que se rapa la cabeza, de verdad, entre varios colegas, como un acto ritual, una tonsura o una iniciación al budismo mas bien. Las lesiones superficiales que se causa en la piel otro actor (solo aparentemente, los visibles arañazos responden a un tinte de sus dedos que produce ese efecto). La espectacular novia saliendo, como una mariposa de una crisálida, de un muy elaborado traje (de papel?). La actriz que se coloca unas bragas por encima de los leotardos negros, después de simular encima el vello púbico, pegando los pelos del actor tonsurado.

Y por encima de este espectáculo total, que incluye casi todas las artes escénicas, (creo que faltó la danza), la voz de Pepe Romero, constatando la muerte del lenguaje en su discurso, mientras los coros lanzan gritos no inteligibles, que son la metáfora, creo yo, de la absoluta ausencia de comunicación en un mundo hiper comunicado, pero dominado, en todos los niveles, políticos y sociales, por discursos banales sin ningún contenido.

En los diversos espectáculos de este ciclo intervienen Alejandro Fernández, Carlos Pascual y Miguel Ángel Murcia, pero yo solo puedo contar lo que vi en el Concierto 3. Contado está.

En fin. Ópera.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 3-06-11.

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