martes, 26 de julio de 2011

DESIERTOS

En los desiertos antiguos, según Buñuel, algunos aspirantes a la santidad se subían encima de un poyo y allí permanecían inmóviles en busca de la iluminación. El hambre, la intemperie y la soledad, terminaban por desencadenar delirios en el sujeto dolorido y al fin de ese voluntario martirio, el verbo del penitente ya estaba suficientemente afilado para la prédica.

Otros menos valerosos se conformaban con acomodarse en el interior de un morabito, de donde salían después de tres años sin lavarse y sin cortarse las uñas. Algunos piensan que de esas experiencias procede la expresión 'olor de santidad'. En nuestros días, la prédica adopta otras formas, y también el cine, en ocasiones, da cuenta de ellas.
(...)
Ayer vi de nuevo, en TCM, una magnífica película que casi había olvidado, 'La Hoguera de las Vanidades', versión cinematográfica del excelente libro de Tom Wolf, aunque con otro desenlace. El predicador negro que monta un juicio público, manejando a periodistas y fiscales, para castigar el atropello de un feligrés suyo del Bronx, revela al final de la película que todo es una maniobra secundaria, subsidiaria de su verdadero objetivo, obtener una indemnización de diez millones de dolares del hospital que atendió,mal, a su pupilo.

El magistral discurso del juez --Morgan Friedman- que da el caso por sobreseído, incluye una reconvención a ese hombre de Dios, cuya única motivación en el asunto es su propio beneficio monetario, y que luce durante todo el film un atuendo a base de túnicas y joyas áureas, además de un verbo bíblico purificador.

Quiere esto decir, que hay predicadores y predicadores, hay desiertos y desiertos. El último concurso de la Generalitat para la adjudicación de las obras de varias líneas y una estación en Alicante, ha sido declarado desierto, al parecer porque los constructores no se han fiado de la prédica contractual que declaraba
las bondades del negocio, en especial en cuanto a la capacidad de pago de esas obras
por la Administración de Heliópolis.

No parece congruente esa actitud con el nuevo estilo de la prédica política que ya practica el candidato a President. Cualquiera que lo haya escuchado habrá notado la credibilidad y solidez de su discurso, y lo menos que podían haber hecho las constructoras es otorgar la mínima credibilidad a esos contratos, asumiendo algunos riesgos financieros, para redondear con una actitud mas positiva lo que parece
consolidarse como una nueva forma de hacer política.

¿La política es solo prédica?. Yo no lo creo. Existen los contratos y las leyes aprobadas en las cortes que demuestran, cada día, que la política tiene un contenido retórico, si, pero también normativo, que nos afecta de modo cotidiano.

Una prueba de lo que digo es la travesía por la que sigue su camino penitente la CAM, esa entidad financiera a la que se dan casi seis mil millones de euros, para capitalizarla, lo que indica que alguien, o alguienes, la han descapitalizado, si no directamente, con su gestión temeraria.

Predicadores y desiertos no están tan lejanos en el tiempo como creemos, no son residuos de los tiempos bíblicos, están aquí, entre nosotros, con distintas formas.
El entorno económico mas inmediato y cercano se asemeja, cada vez mas, a una travesía del desierto, en la que comienzan a escasear los víveres, y somos incapaces de percibir, con claridad, si lo que se adivina a lo lejos es un oasis, o solo una alucinación.

En fin. Desiertos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 26-07-11.

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