viernes, 15 de julio de 2011

NACIONALIZAR

Ayer bajé al Maravillas a una hora tan temprana que el periódico del día todavía no estaba allí. Después de tomar un café con leche y un zumo de tomate con tabasco --dos cincuenta-- por aquello de hacer tiempo, al regreso adquirí en el quiosco un ejemplar de 'Levante', que llevaba en primera, en tipos del dieciocho, la noticia de que la CAM, una entidad financiera, Caja de Ahorros del Mediterráneo, con sede en Alicante, será nacionalizada al fallar sus expectativas de supervivencia por otros medios.

Mi viejo Espasa pre democrático describe nacionalizar como 'Hacer que pasen a depender del gobierno de la nación, propiedades industriales o servicios explotados por particulares. Como la CAM estaba en manos de particulares, muy particulares, conviene hacer algo de historia para entender mejor lo que parece, simplemente, una noticia financiera, pero que tiene mucha mas enjundia.
(...)
Tenemos a una parte de la Armada Española, con unas dotaciones muy profesionales, en los mares de Somalia, para evitar que nos secuestren los atunes, que, por cierto, no son nuestros, pero hace mas de una década se produjo una operación filibustera de desembarco de los dos partidos mayoritarios en los consejos de administración de unas entidades tranquilas, muy conservadoras, que se dedicaban a administrar nuestros ahorros con criterios de prudencia.

Aquellos pacíficos consejos de administración no se resistieron demasiado a la usurpación de sus funciones por una tropa que los secuestró sin apenas violencia, aunque luego se dio al abandono de la gestión racional y comenzó a practicar una política de sangre y fuego, ajena a las recomendaciones del Banco de España, que no se en que estaría pensando, basada en los caprichos de unos gilipollas, que no lo serían tanto, pues apenas se acomodaron en sus sillones comenzaron a subirse el sueldo, y en las sedes de los partidos grandes había hostias por alcanzar esos asientos.

En alguna página del blog, con motivo de las ocasiones frustradas de fusión de la CAM, opiné que esas operaciones eran, sobre todo, cuestión de sillones. Si los ejecutivos de la entidad en trance de fusión no veían claro el futuro de sus sillones, se opondrían a la fusión, como así fue, aunque su alternativa mas probable fuera cederlos entonces, o esperar a cederlos mas tarde, en alguna operación de salvamento o rescate. Por cierto, la palabra rescate, suena a secuestro, no?, lo que parece que va en favor de mi mirada histórica sobre la entidad en trance de nacionalización.

Me tocan un poco las pelotas los opinantes que insisten, una y otra vez, en que los casos de conductas impropias entre los políticos no deben ser generalizados, que una actitud minoritaria no debe manchar el honor extendido de nuestra democracia. Vale, pero cuando han sido --es un hecho-- las propias estructuras de los dos partidos mas grandes de esa democracia las que han propiciado el secuestro de todo un sector financiero, el de las cajas de ahorro, para mangonearlas a su antojo, con el resultado de que ahora seremos todos los curritos los que deberemos pagar los costes de esa nacionalización, la cosa cobra el aspecto de una estafa generalizada.

Eso si, una estafa muy democrática, porque ningún nacional se quedará libre de que se paguen con sus impuestos los trapicheos de los parques temáticos, de la financiación especulativa, o los salarios siderales, como el de Oliva, que no está en CAM, creo que está en Bankia, pero es un ejemplo muy representativo de como un inútil, que no serviría para nada en la empresa privada, se lleva un pastón por el único mérito de formar parte de un partido político y haber maniobrado con habilidad para conseguir un sillón que apenas puede contener su culo de inepto.

Esta nacionalización merece, pues, dos precisiones, no se hace cargo el Estado de unos negocios financieros que estaban en manos de unos particulares cualquiera, porque esos particulares, los que controlaban esas entidades a través de sus consejos de administración, eran políticas nombrados, no solo, pero si con carácter mayoritario, por los dos partidos que controlan la vida política nacional.

Tampoco se trata de una nacionalización al uso, sino de la reparación de un secuestro que nunca debió producirse, y que el Banco de España no debió autorizar. Si hay que pagar, ahora, se paga, pero Fernández Ordóñez y los responsables de los partidos mayoritarios en el momento en que se produjo aquel secuestro, deberían contribuir algo mas que la gente de a pie, o dimitir, aunque sea para hacer frente a sus directas responsabilidades, con carácter retroactivo.

Amén.

En fin. Nacionalizar.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 16-07-11.

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