miércoles, 20 de julio de 2011

SUEÑOS

"He soñado que bajaba al Maravillas a las seis de la mañana, lo que es del todo improbable, porque a esas horas aún no estoy en la calle, y además, el bar está cerrado. En el sueño, he contado a quien ha querido escucharme los sueños sucesivos que me han inducido esta noche un descanso inquieto y un despertar abrupto.
(...)
--He soñado con una película que no he visto, cuyo título desconozco. En el sueño, un científico estadounidense viaja a Berlín con su mujer, para participar en una reunión de la comunidad científica sobre Biotecnología. Cuando van a instalarse en el hotel, se da cuenta de que ha olvidado su maletín, con su documentación, en el carrito de equipajes. Toma un taxi para intentar recuperar el maletín perdido, pero un accidente de tráfico provoca que el taxi se precipite en uno de los dos ríos berlineses, no se si el Spree o el Havel, y aunque la taxista salva a su cliente de morir ahogado, va a parar a un hospital donde permanece cuatro días en coma.

La trama continua a partir de ese arranque, contando las vicisitudes de alguien que, sin documentación y casi sin memoria, intenta reivindicar lo que el cree que es su identidad, pero se encuentra con un muro conspirativo que se lo impide.

Tienes la sensación de que el protagonista es, efectivamente, víctima de una conspiración urdida por poderes desconocidos, pero al final, descubres, junto con el personaje, que, si bien es cierto que es una víctima de una trama conspirativa, el también ha sido parte de esa trama que, además de ser víctima, es verdugo.

Es un poco inquietante que uno pueda ser víctima y verdugo a la vez. Al margen del contenido de este sueño, recuerdo el artículo de Millás que cité en la última entrada, en el que lanzaba una mirada a víctimas y verdugos de la crisis de deuda en la que chapoteamos todos. Su punto de vista es que víctimas y verdugos son categorías claramente diferenciadas. Se puede estar de acuerdo con ese punto de vista, o con el que se desprende de la historia de la película soñada pero, en todo caso, es una idea que invita a la reflexión. --Tu que opinas?, le he preguntado a Tony, el jefe del Maravillas, en el sueño.

--Yo nunca voy al cine.

El sueño de la película, concluyó en el vestíbulo del Cine D'Or. Allí, unos carteles anuncian que el próximo lunes proyectan 'Tokyo Blues', basada en el libro de Murakami. Esa no me la voy a perder. La voy a ver de verdad.

--Anda, pon una cerveza de esas del Sur, del tipo Gran Reserva, que el otro dí me la dio un amigo a probar y está estupenda.

--No tengo de esas. Las hacen de arroz.

--¿Que dices?

--La mejor cerveza la inventaron los egipcios. Los vikingos, que viajaban mucho, la trajeron a Europa.

--¿Como que los egipcios?

--Hace por lo menos tres mil años, el cereal que almacenaban en un silo se mojó, fermentó, y así nació la cerveza.

--Y tu, ¿como sabes tanto de cerveza y tan poco de cine?.

--Es mi oficio. El tuyo, por lo que veo, tiene que ver con los sueños.

--Tu conocimiento del origen de la cerveza me hace recordar que otra civilización mas antigua aún, los persas --he visto arte persa de seis mil años de antigüedad--
ya conocía los usos del petróleo, creo que lo he dicho en el blog alguna vez. Si bien los egipcios usaban petróleo para los embalsamamientos, Marco Polo dejó escrito
que otras culturas ya conocían ese recurso. Vio las caravanas de camellos cargadas con petróleo, procedentes de Persia?, en dirección a Bagdad, donde se empleaba para alimentar las lámparas de aquella civilización en su época de mayor esplendor.

No sería petróleo refinado, claro, sino algo parecido a lo que soñé anoche, un lago de brea en Trinidad-Tobago, un lugar del Caribe donde las mujeres trinitarias, con ocasión del carnaval, restriegan sus traseros contra los genitales masculinos en una danza que es la mas transgresora que he visto nunca, ni siquiera en sueños.

Pero el sueño mas perturbador e inquietante que tuve anoche, el que tal vez ha causado que haya tenido un descanso inquieto y un despertar abrupto, fue el que me visitó, apenas iniciado el primer ciclo del sueño. Vi, con una claridad sorprendente, como si fuera real, el cuerpo desnudo de mi vecina de enfrente, tras la ventana iluminada y entreabierta de su cocina, mientras me detenía un momento para tirar a la basura las colillas apagadas del cenicero.

Tengo la sensación de que esa visión onírica me ha producido una erección nocturna prolongada, y un despertar abrupto y prematuro bajo los efectos del priapismo matinal, que un escritor de Tomelloso llamó, de un modo muy castizo, 'la fuerza del orín'."

En fin. Sueños.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 20-07-11.

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