domingo, 17 de julio de 2011

ROSAS

Florecieron las rosas del camino sin que ninguna mano humana las cultivara, alterara su color, alargara su ciclo de vida. ¿Porqué las llaman salvajes, si son, solo, flores libres?. Tal vez, porque los humanos confundimos a menudo la libertad con el salvajismo. Ayer estaba en la parada del bus cuando vi a lo lejos dos tipos que la emprendían a patadas con una papelera que nada les había hecho, mientras un viandante tomaba su móvil para llamar al departamento de jardinería, para que un jardinero uniformado interviniera en aquella conducta desordenada.

Luego pasó un joven que conducía una furgoneta, paró, y retiró de la calzada la papelera que aquellos energúmenos habían lanzado, solo por divertirse, al centro de la vía, con un evidente riesgo para los conductores.

¿Como podemos nombrar igual a las flores que crecen en libertad, y a los salvajes que no son libres, porque son cautivos de su propio salvajismo?

La vida de las rosas salvajes es efímera, enseguida se agostan ¿Porqué decimos eso, si mueren antes de que llegue agosto?. No sé. Me gusta el esplendor del rojo de las rosas salvajes, su color no manipulado por manos humanas y no me entristece que su floración sea efímera, porque la próxima primavera volverán a brotar, después de un largo período invernal.
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"Las sociedades humanas que tenemos mas próximas están ahora entristecidas, aletargadas, porque a los jardineros responsables de los equilibrios sociales se les ha ido la mano, y la cosecha es ahora un conjunto de individuos pálidos, lívidos, sin conciencia aparente de su capacidad de renacimiento, pero una mirada a la historia de los hombres prueba que esas fases depresivas siempre son temporales, que a un ciclo de depresión le sucede, siempre, uno de renacimiento, y que nada hay en la existencia humana que dure siempre, ni el dolor,ni el amor, a condición de que nos esforcemos en acortar nuestro propio dolor, y en aceptar, sin estirarlo, lo efímero de los efectos milagrosos del amor humano.

Junto al color de las rosas salvajes, hay otro que me fascina. Anoche fue la noche de los siete museos abiertos en Heliópolis, y las treinta actividades callejeras, y tuve ocasión de contemplar una pintura renacentista. El rojo escarlata que domina esas pinturas, no lo he vuelto a ver en el arte de épocas posteriores. Se ve que los pintores renacentistas se llevaron con ellos el secreto de la mezcla que hacían en sus morteros para conseguirlo.

La ciudad estaba muy animada cuando salimos a la calle después de visionar en la filmoteca, 'Los Amantes', de Louis Mallé. A pesar del tiempo transcurrido desde que se estrenó este film, cuando estaba de moda que Buñuel y el cine francés se dedicaran a epatar la burguesía, los golpes de irónico humor del guión siguen igual de frescos, y esta especie de retrato de una clase social francesa, prolongado al final con una historia de amor que ahora parece muy ingenua, te provoca la sonrisa, sobre todo cuando Jeanne Moreau huye? con su joven amante.

La huída de la pareja, montada en un dos caballos que renquea lentamente al salir de la casa familiar ante la estupefacción del marido, el amante oficial de Moreau, y el servidor de la casa, es cualquier cosa menos una escapada heroica, y, me parece a mi, es el momento mas memorable de esta película.

Después, nos acercamos a la plaza de la Reina con la intención de cenar algo ligero, pero, que va, no hubo forma. Nos conformamos, sin problemas, con ocupar una mesa cerca de la puerta plateresca de la Catedral y tomar una cervezas con patatas fritas y cacahuetes. Seis, diez. La camarera me persiguió al levantarme, porque creía que le faltaba una moneda, que resultó estar debajo de un billete. Una vez me faltó un pico para la cuenta en otro sitio, pero le dije, con toda calma, al camarero, lo que falta se lo pides al falso sordo que se lo acaba de llevar.

Fuimos a continuación a la plaza de la Almoina, donde daban un magnífico espectáculo, una buena síntesis de marionetas, teatro y música, que hizo las delicias del público. Cada muñeco que presentaban, llevaba varias prendas superpuestas, y estaba descabezado, la cabeza era la de los actores en cada número, y le quitaban la piel de ropa del número anterior, con una velocidad de vértigo. La música que sonaba era propia del mejor DJ. Juque Box, creo que se llama el invento. Una lección de como aprovechar lo mejor de cada género, para conseguir un resultado que arrastró al público al entusiasmo.

Luego nos acercamos a la plaza de la Virgen, vimos una danzas africanas y a un grupo aficionado de folclore rumano, pero nos marchamos antes de que terminaran, porque teníamos curiosidad por ver lo que había en la plaza del Ayuntamiento.

Allí no había nada. Unas proyecciones de vídeo, técnicamente detestables. A quien se le ocurre organizar una proyección gigante sobre una fachada irregular, llena de columnas y capiteles. La próxima vez, una pantalla grande y ya está. Por lo demás, la plaza aparecía en casi completa oscuridad con lo que el ambiente, en lugar de festivo, parecía funeral.

En general, lo mejor de este embrión de noche en blanco, Nit de Juliol, ha sido la gente que llenaba las calles y plazas de la ciudad, el azul del cielo entre dos luces, antes de que oscureciera del todo, y las torres de nuestros edificios venerables, muy bien iluminadas, que le daban a la ciudad nocturna un aire florentino.

Cuando llegaba a nuestros oídos el lejano eco de los fuegos artificiales que se disparaban junto al mar, tomamos un autobús de la línea nocturna y llegamos a casa, donde, por fin, pudimos cenar, aunque de modo frugal."

En fin. Rosas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 17-07-11.

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