miércoles, 29 de febrero de 2012

LOS SECRETOS DEL VATICANO

He bajado al Maravillas antes de ir a clase de medios. Estaba hojeando tranquilamente el 'Levante' puesto a disposición de los clientes por el bar cuando he decidido marcharme, sin concluir la lectura, para no partir la cara del imbécil que me apremiaba para leerlo el. En el quiosco anexo he comprado un mechero y un ejemplar de 'El País' de hoy que, en su página 38, lleva un extenso artículo que trata sobre el material que se ofrece en Roma, en la exposición llamada 'Lux in arcana', luz sobre el misterio, 100 documentos desclasificados del Archivo Secreto Vaticano.
(...)
Según un compañero de clase de medios, muy puesto en cuestiones vaticanas, pues durante un tiempo estuvo vinculado a organizaciones de la Iglesia, no es posible que los documentos expuestos sean realmente secretos, porque los 85 kilómetros de estanterías del archivo, de donde han sido seleccionados los 100 documentos expuestos, son en realidad una tapadera desde la que nadie puede acceder al auténtico archivo secreto, que se oculta detrás de una puerta falsa por la que nadie accede.

Existe, además, la leyenda de que en el supuesto de acceder por esa puerta disimulada a la auténtica sala de los secretos, hay una tercera puerta que da a una sala mas recóndita todavía, donde se supone que hay otra puerta mas, y así hasta el infinito, de modo que pretender exponer los secretos del Vaticano solo es un truco de marketing para intentar conseguir él máximo éxito comercial de la exposición anunciada.

Hecha esta salvedad, nada nos impide acercarnos al contenido de la exposición, según la información que da 'El País'.

Entre los documentos expuestos están el pergamino de 1.308, con la confesión de los templarios ante los cardenales enviados por el Papa Clemente V a Chinon, la carta escrita por los lores ingleses a Clemente VII para que anulase el matrimonio de Enrique VIII y Catalina de Aragón, la excomunión a Lutero, quien, visto desde la perspectiva actual, bien podría haber sido un enemigo de la globalización del mundo cristiano, en reclamación de que otra Iglesia era posible, lo que ya se sabe que acabó en Cisma, que fue un modo de desglobalizar el poder de aquel tiempo.

Los documentos expuestos abarcan hasta el siglo XX,pero se detienen,muy oportunamente,
en el papado de Pío XI, en 1.939, con lo que nos quedamos sin saber cual fue el papel de Pío XII ante el genocidio practicado por los nazis, o cuantos maletines llenos de dólares hizo llegar Juan Pablo II a Polonia para dedicarlos a subvertir el orden soviético, aunque en uno de mis libros no editados, 'El viaje a Praga', uno de los personajes, un numerario del Opus Dei, hace de correo para facilitar esa financiación directa de la iglesia al movimiento centro europeo que culminó años después con la caída del muro de Berlín.

Ahora, al observar el relato de los documentos papales mas antiguos expuestos en Roma, constatamos que ya en 1530 los Papas se inmiscuían en los matrimonios de los reyes, que no harían con los de los simples mortales, que tal vez torturaban a los templarios para hacerlos firmar sus confesiones, que hicieron renegar a Galileo de sus certezas científicas que incomodaban a la iglesia o quemaban a Giordano Bruno
por hereje y apóstata. O sea, que la Iglesia era un poder absoluto, poco permeable a la crítica, no es ningún secreto, ahora bien, hay secretos mas contemporáneos que a mi me producen alguna inquietud.

Por ejemplo, ¿Que come Rouco? ¿Por quien se hace servir? ¿Come todos los días? ¿Dedica algún día al ayuno? ¿Va al restaurante, como cualquiera, o se hace servir por
devotas monjitas en algún discreto lugar conventual?

Para mi esto mas que un secreto, es un misterio. Por contra, tengo una certeza. La comida de Ruoco, sea la que fuere, donde fuere, la pagamos, vía subvenciones, quienes tributamos con nuestros impuestos. Al parecer, lo que se recauda por el apartado de contribución voluntaria a la Iglesia señalando con una cruz --no podía ser de otro modo-- en la oportuna declaración, es generosamente completado por el Estado hasta cubrir los compromisos de un convenio entre el Estado y el Vaticano que vino a dar continuidad al extinto Concordato con la Santa Sede.

O sea que, si usted es musulmán, budista, agnóstico, aficionado a los Ovnis, o fanático de los zapatos llamados Manolos, usted, con independencia de sus creencias místicas o consumistas, contribuye, lo quiera o no, a pagarle la comida a Rouco. Hay que joderse.

Ante esta evidencia contemporánea, los arcanos misteriosos del Vaticano del siglo XIV, pierden importancia relativa y conviene que en esa muestra de documentos secretos se incluyan los actuales convenios Iglesia Estado entre España y el Vaticano que nos aclaren quien paga la comida de Ruoco, y que cantidades se van a recortar, en el marco del ajuste general a los servicios sociales, a la conferencia episcopal que hasta ahora no solo está a salvo de los recortes, sino que por boca de monseñor Camino ha tenido la desfachatez, en estos tiempos, de pedir un aumento de la cifra que perciben que, para muchos españoles, es un auténtico misterio.

En fin. Los Secretos del Vaticano.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29-02-12.

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