martes, 17 de junio de 2014

CIVERA

Jesús Civera es, en mi opinión, el mayor experto en personalismos partidarios que expresa sus opiniones de modo cotidiano en la prensa de por aquí.

Haciendo uso de las negritas, que popularizó Paco Umbral el siglo pasado, hay que ver como pasa el tiempo, traza su mapa de influencias, interrelaciones y trayectorias, en el sentido de quién se dirige a su defenestración, a quién van a promocionar, que Consellerías van a cambiar de titular y porqué, a quién van a enviar a Madrid, esas cosas, casi siempre referidas al partido que ahora trata de presentar una imágen patética de continuidad y control del poder, que no se corresponde para nada con su futuro inmediato, dado el cabreo de quienes tienen el voto cogido por el mango, esperando asestarlo en la cerviz de quienes gobiernan.

La capacidad para estar informado, e informarnos, de Civera, no se limita al partido menguante, que no tardando mucho perderá el favor electoral, según opinan todos los videntes de la tele, se extiende al partido en crisis, que ahora trata de renovarse a tontas y a locas.

Lo mejor de todo es cuando Civera analiza los movimientos de la cúpula autonómica, y presenta el perfil de ese equilibrista del Circo del Sol que es Fabra dos, siempre intentando no caer fulminado por las tensiones tendenciosas que empujan hacia un lado u otro, mirando hacia Madrid, como un can refugiado en su caseta mira con ansiedad hacia la figura del amo, intentando averiguar como servirlo mejor, a quién destituir, a quién volver invisible temporalmente, para no recibir el castigo del poderoso en forma de eliminación fulminante de futuras listas, sin tiempo, al vivir con esa ansiedad permanente, para cuidar de su camada, desatendida porque sus miembros no se destacan con negritas.
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No llevo la cuenta de cuando tocan las próximas elecciones, ni si son municipales o autonómicas, o cuando tocan las generales pero, desde mi limitado punto de vista, lo que ha sucedido en las Europeas es un aviso de la muy probable mayor debacle de los partidos grandes, que es razonable prever que acabará con buena parte de la nómina cuyos nombres siguen apareciendo, de momento, en negrita, en los mapas de Civera. 

Esto no quiere decir, para nada, que Civera se vaya a quedar sin faena, tal vez su capacidad de observación, de deducción, de predicción, deberá orientarse al ejercicio de la autopsia, a analizar los restos mortales de los partidos que muy probablemente serán masacrados en las urnas. 

No es tarea rápida analizar cada miembro, cada víscera, depositar en formol los tejidos enfermos, dejarlos macerar hasta que, con los oportunos reactivos, revelen las causas de su degeneración. Hay faena para años. 

Mientras, los jóvenes, mas o menos salvajes, que irrumpen en el panorama electoral con una energía generacional hasta hace poco desconocida, tienen por delante una inmensa tarea de renovación del país, y consolidación de su propio impulso, son lo mas opuesto que cabe imaginar a la colección de tejido enfermo que caracteriza a los grandes elefantes que nacieron con la transición y ahora tienen toda la pinta de dirigirse a su cementerio. 

La clave de este proceso de renovación la tienen, naturalmente, los electores pero, a diferencia de los personajes representados con negritas por Civera, no los conocemos. 

Ese enorme conjunto poblacional que manifiesta sus preferencias periódicamente a través del voto, trata de ser investigado a través de encuestas, pero las que nos llegan, dicen que están demasiado cocinadas, que no son fiables. 

Entonces... no sé...antes de volver sobre el tema, aún queda  tiempo, llamaré de nuevo a los videntes de la tele, a ver que piensan ellos de todo esto. 

En fin. Civera.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 17 06 14.

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