lunes, 23 de junio de 2014

EXPERIENCIA NEURONAL

Estaba en la casa de la sierra, en la duermevela, reclinado en el sillón que traje de un vertedero ya clausurado, al que llamábamos El Corte Inglés, intentando recordar, sin conseguirlo, el nombre del actor que trabajó junto a Kim Novak en Picnik, una película pretendidamente erótica de los años del puritanismo en Estados Unidos. Recordé los detalles de la película, la imágen del actor, pero no su nombre.

Finalmente, me fuí a la cama, caí en un sueño profundo y al despertar, hora y media mas tarde, me puse de pié y, zas, apareció el nombre olvidado, William Holden.

Esa experiencia sugiere que el archivo neuronal de imágenes está separado del de textos, o bien están juntos pero se activan por mecanismos diferentes y mi mecanismo para activar la memoria de textos se está volviendo lento, como el arranque de mi ordenador. También indica que, aunque esté cascado, durante el sueño no interrumpe su trabajo.
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Ordeno a mi viejo PC-XP que arranque, y se tira el tío un buen rato dando vueltas arriba y abajo. Cuando por fin aparece una pantalla, en su lado inferior aparecen tímidamente unos iconos, cuya serie tarda en completarse ni se sabe. Cuando por fin está completa la serie de iconos, llegas a la función de Inicio, eliges el programa deseado y para cuando termina de aparecer, alguien te llama por teléfono y tienes que irte. No pasa nada, escribir algo como esto no reviste especial urgencia.

Recordaba casi todo lo de Picnik, a Kim Novak, por supuesto, los bailecitos estúpidos dando palmas, la frase que le suelta Holden a Novak, antes de largarse del maldito pueblo, -un beso sin abrazo- el carácter infantiloide de esa película, supuestamente erótica, que, pasada por el puritanismo de la época, quedó en un cuento para niños, comparada con las series juveniles de ahora mismo que perpetra Disney en los canales del cable. Lo recordaba casi todo de Picnik, menos el nombre del actor, Holden, me pregunto porqué. 

Tal vez Holden, a diferencia de Bogart y algunos otros, no interpretó ninguna película que quedara en la memoria del público para siempre. Me gustaba su trabajo actoral, esa sobriedad en los gestos, nada histriónicos, hizo muchas películas formando parte de castings numerosos, pocas en las que sobresaliera en solitario y quedaran en la lista de los grandes films, como si les sucedió a Bogart, Welles y algunos mas.

Claro, para tener memoria de Holden se requiere ser mayor, o estar muerto como el, así que si quieren saber algo mas de el, de Picnik, del cine de los cincuenta o sesenta, mejor lo buscan por ahí, en los cientos de miles de referencias que encontrarán en Internet. 

Lo que quiero destacar de todo esto es, Uno. Que nuestros ficheros de imágen y textos están separados en nuestras bases de datos neuronales. Dos. Cuando te aproximas a la edad en que aquellos actores todavía hacían de galanes, ya no das pié con bola. Buscas un nombre en tu memoria y te sale una imágen, aunque si es la de Kim Novak, al inicio de su carrera, aunque sea en una película infantiloide, vale la pena. 

En fin. Experiencia Neuronal.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 23 06 14.

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