lunes, 23 de junio de 2014

LOS CÍNICOS

Quien no haya empleado una expresión cínica alguna vez en su discurso público o privado, desde un periódico, una página virtual, o desde una tribuna pública, que levante la mano. Vale. No la levanta nadie. Todos hemos sido, poco o mucho, cínicos. Otra cosa es celebrar un certámen para elegir al campeón de los cínicos en el ámbito actual. A ver que sale.

Entre los filósofos antiguos hubo una corriente cínica, cuyo representante mas famoso fue Diógenes, pero aquellos cínicos exhibían su cinismo frente a los poderosos.

Ahora, quienes podrían optar al galardón al mayor cínico de la filosofía política contemporánea están instalados en el poder y dirigen sus discursos cinicos al conjunto de la ciudadanía, que incluye, como decían los antiguos, la plebe, con la esperanza, a veces fundada, de que cuelen.
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Aún no se han enfriado los ecos de la orgía de la sucesión monárquica, mi vecino de la sierra me ha dicho... Tenemos nuevo rey... y yo le he contestado, serás tu, yo....., cuando a Montoro, ministro de Hacienda, el mejor candidato a campeón del cinismo, le ha faltado tiempo para anunciar su reforma fiscal. 

A ver, una Reforma Fiscal, así, con mayúsculas, no se improvisa. No suele haber mas de una cada medio siglo, como la de Fuentes Quintana, y suele incluir la supresión de algunos tributos, la creación de otros, la supresión de privilegios, y no es neutral, no consiste en un retoque de tipos tributarios y poco mas. 

Una verdadera reforma se hace en favor de las mayorías y en perjuicio de los abusos de las minorías, porque la fiscalidad es, también, un corrector de la distribución de la renta cuando esta se inclina en exceso en favor de las minorías.

Elimina privilegios como las Sicav, sociedades patrimoniales diseñadas en beneficio exclusivo de los ricos, y no deja elevados los tipos impositivos de los impuestos indirectos. 

En resúmen, la reforma fiscal puede ser tratada como los rostros de algunas mujeres y de algunos hombres, que pueden ser retocados ligeramente con maquillaje para engañar al público, o ser sometidos a operaciones quirúrgicas en profundidad para transformarlos.

No se si Montoro debe ser propuesto para campeón de los cínicos, o para gran maquillador. En realidad puede optar a los dos premios, pues su talento para el maquillaje no es menor que el salero con que vende lo ya maquillado. 

Ya cuando coló su amnistía fiscal, llamándola regularización tributaria, Montoro apuntaba maneras cínicas. Ahora, con sus ridículos retoques fiscales, a los que llama reforma, cuando son simples medidas, consolida su condición de Cínico Mayor del Reino. 

Si añadimos sus curiosas expresiones faciales, que ofrece desde la tele, su nivel actoral alcanza el del malo de Batman. 

En fin, Montoro, campeón de los Cínicos. Por aclamación.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 23 06 14.

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