jueves, 5 de junio de 2014

SABOR RANCIO

He bajado al Maravillas y la lectura de la prensa no me ha dejado huella alguna porque, mientras miraba las negritas, rememoraba algunas imágenes rancias que vi ayer por la tele.

A los conductores de Master Chef se les ocurrió la arriesgada idea de llevar a su tropa de incompetentes a Galicia, para que realizaran unas empanadas gallegas y las ofrecieran a las gentes de allí. Los que vieron el programa ya sabrán que una de las empanadas, mientras la elaboraban se les rompió a cachos, que el relleno estaba crudo, que apenas les añadieron mejillones y que los triunfadores del programa fueron los cinco comensales a los que no les llegaron las raciones, porque se ahorraron probar semejante bodrio.

Esta edición de Master Chef, a diferencia de las anteriores, que ofrecieron unas imágenes frescas y con suficiente profesionalidad, está derivando hacia una cosa rancia que, pese a los esfuerzos de los conductores, parece un producto revenido, que no justifica con sus resultados el enorme esfuerzo de producción y realización que conlleva. Un bodrio, rancio, sí.

Vi otra cosa rancia, que es el núcleo de la entrada de hoy, pero si quieren saber de que se trata, tienen que pinchar en Leer más.
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Lo mas rancio que he visto estos días por la tele es la imágen de S.M. el abdicante, en el palco de autoridades de Las Ventas, agradeciendo los brindis de los matadores en un espectáculo taurino, a plaza llena, que en otros lugares algo alejados de Madrid, ya ha sido considerado obsoleto por la afición y, en consecuencia,ha desaparecido no tanto por orden gubernativa, sino porque las gentes se gastan los cuartos en otras cosas. 

Me pareció una imágen tan rancia que, por un momento, imaginé en el lugar de la imágen de don Juan Carlos, a Isabel II. Este país no ha tenido mucha suerte con la familia borbónica, aunque algunos de sus miembros han merecido el aplauso de las gentes.

Carlos III fué, probablemente, un buen concejal de limpieza, que contribuyó a transformar un lugar sucio y polvoriento en una villa monumental, que ahora visitamos los turistas con admiración, además de traer la Lotería Nacional, que los políticos actuales no se han atrevido a privatizar, pues parecía demasiado mal negocio para el erario público. 

En cambio, según algunas plumas foráneas, Isabel II habría sido una puta que reinó, que tuvo que abdicar, desde el exilio, forzada, después de pirarse, como hacen ahora los cerebros fugados. 

Alfonso XIII, que también tuvo que huir, salir de naja, largarse del país, fue un monarca controvertido. No se puede negar que fue un pionero, pues trajo, solo para sus salones, el primer cine pornográfico de su época. 

Su vertiente de conquistador faldero varonil no desmerece de los rumores, silencios o indiscreciones que han acompañado la actividad amatoria extra matrimonial de don Juan Carlos, una realidad, que a mi me parece muy humana, que contrasta con la moral estirada y falsa de los discursos institucionales. 

Tal vez el Borbón mas coherente entre su ética personal y sus discursos haya sido Don Juan de Borbón, padre de Don Juan Carlos, aunque no sé si porque no reinó. 

Hablar de reinos, borbones,  de príncipes y princesas, monarquías,  por mucho que la británica y las norteñas estén ahí, con una solidez aparentemente pétrea, en estos tiempos, se me antoja algo de la literatura infantil, de cuento de hadas, que tiene, además de ese infantilismo, una costra rancia, pero claro, si vamos al origen de las cosas, la República, cuyo presidente en Italia otorga la misma solidez a las instituciones que aquí se atribuye, en exclusiva, erróneamente, a la monarquía, ya fue defendida por Platón, en la antigua Grecia, así que, no sé, cada uno que opte, si alguna vez le dejan optar, según le pida su paladar.

En fin. Sabor Rancio. 

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 5 06 14.

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