He bajado a La Fuente, a las ocho de la mañana, porque hoy el Maravillas está cerrado. Me voy a tomar un tiempo para describir la secuencia de operaciones sistemáticas que ha seguido el único camarero presente para poner la organización de la que forma parte, el bar, a disposición de los usuarios.
Lo hago por dos razones, la primera porque me da la gana y no tengo ningún redactor jefe que me limite el espacio, la segunda, mas importante, porque es el argumento central de mi discurso de hoy.
Después de liberar la cerradura y abrir las puertas metálicas del bar, el camarero ha conectado la energía eléctrica,
porque, me asombra, tiene unas catorce máquinas que han de funcionar antes de la apertura. Cuatro televisores de plasma, para el fútbol, supongo, la cafetera, el molinillo de café, el dispensador de zumos, la registradora, el micro ondas, los congeladores, el armario frigorífico, dos tragaperras, la dispensadora de tabaco, ya son quince, creo.
Cuando se disponía a montar la terraza, diez mesas, cuarenta sillas, media docena de sombrillas,le he dicho al camarero, en tono de broma, quieres que te ayude....no le ha hecho gracia, dice que al estar solo, manda a dos mas al paro, que tendrían que estar junto a el.
En treinta minutos, la ceremonia de apertura del bar ha sido concluida, pero solo porque su oficiante ha seguido un orden sistemático. Imaginen otro camarero que, en lugar de conocer y aplicar un sistema a su trabajo, se hubiera detenido en plena faena para beberse las cervezas destinadas a los clientes...
....
Todo esto viene, muy bien, creo yo, a cuento, porque la caspa de la partitocracia, que sufre una reacción de pánico ante la emergencia de otros grupos políticos, mas independientes, que verbalizan su intención de hacer una política distinta, usa con una frivolidad asombrosa la expresión antisistema, incluso la de friki, para referirse, no solo, como antes, a grupos alternativos, a movimientos emergentes, como el 15M, sino también a los partidos nuevos que han surgido de esos movimientos, porque han decidido jugar su estrategia de cambio desde dentro del sistema.
Un antisistema, creo yo, sería alguien que se opusiera a cualquier sistema, que supongo que también los hay, pero
hay que distinguir claramente el nihilismo, del deseo, político y ciudadano, de vivir en un país cuyos sistemas funcionen, o sea, que lo que se reivindica no es la ausencia de sistema, sino que se expresa el rechazo a un sistema que ha dejado de funcionar al servicio de los ciudadanos, si es que alguna vez lo hizo, eso habría que discutirlo.
En mi opinión, lo que se reivindica es un país con un sistema que al abrir sus puertas por la mañana, instale, con eficiencia solidaria, todas
las formas de servicios que incluye, todas las coberturas a las necesidades sociales, que funcione.
Dónde se ha visto un país, teóricamente dirigido por los encargados del sistema, elegidos a través de los partidos por el pueblo.... yo también soy el pueblo, decía el médico de extracción burguesa, padre de Dr. Zhivago, en la peli, vale.... en el que llega la troika, los hombres de negro, que parecen personajes de un juego de la Play Station, y lo ponen todo patas arriba, con la connivencia de los partidos mayoritarios.
Es eso un sistema.. caeré en la vulgaridad, lo diré, eso es antisistema.
Hasta que unos y otros no dejemos de emplear con frivolidad la expresión sistema y antisistema, y nos fijemos en el camarero de La Fuente, que hace bien su trabajo y no roba, para alcanzar una definición válida de lo que es un sistema al servicio de los usuarios, no
a la disposición de quienes deberían servirlos, no comenzarán a vislumbrarse las expectativas de cambio real que el país necesita, no la pantomima de declaración de intenciones a la que se han lanzado los partidos grandes, uno para vender su propia renovación, el otro para aparentar que va a cambiar su política. LLegan tarde. Eso debieron hacerlo antes. Es una opinión.
Una vez instaladas las mesas de la terraza en La Fuente, me he sentado a una de ellas para tomar un agua con carbónico en frasco de cristal. Una mirada a mi derecha me ha revelado que el camarero que se ha encargado de la apertura del bar, ha colocado una barrica junto a la puerta de entrada, con el nombre del local y, apoyada en un árbol, una tabla pintada con un lema, Chuletón de buey, 12 Euros.
El bar, un sistema que funciona. El país, aún está por ver.
En fin. Antisistema.
LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 1 06 14.
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