domingo, 8 de junio de 2014

LA NOCHE MÁGICA

Supongo que habrán notado que hemos pasado el fin de semana en la sierra, por el hueco que he dejado en las páginas del blog, en concreto, la del sábado.

Habitar, aunque sea temporalmente, una casa en un lugar desde el que para tomar un café expresso de bar o comprar la prensa, y regresar para dar un vistazo a los titulares en la terraza, hay que recorrer veintidós kilómetros por un camino sinuoso lleno de curvas, puede parecer un incordio.

Ese es el precio, un cierto aislamiento, para estar en plena naturaleza, a novecientos metros de altitud, rodeado de millones de árboles que nunca se han quemado, tal vez porque aquí no vive prácticamente nadie de modo permanente, lo que reduce la probabilidad de que ocurran negligencias en la actividad humana, o porque los agricultores que cultivan sus viñas en las parcelas que le han arrancado al monte, cuando se les ocurre quemar rastrojos sin permiso, reciben la visita de los forestales, cuyos ojos, situados en las instalaciones de la cumbre mas alta de la sierra, los ven, y en escasos minutos bajan con su coche y tiran de talonario para sancionar las imprudencias.

Sea por eso, o porque los pirómanos prefieren parcelas más próximas a núcleos habitados, lo cierto es que el aroma de los pinos aquí no se ha visto alterado por la chamusquina en los últimos veinte años. Toco madera, como suele decirse.
....
Entiendo que la tranquilidad de este lugar, la ausencia de acontecimientos que la alteren, ponga de los nervios a los urbanitas que lo visitan, incapaces de resistir aquí todo un fin de semana. A mi me sucede algo parecido cuando estoy en la ciudad. 

Aguantar una semana entera en un entorno urbano, habitado por los diferentes medios de comunicación que cuentan de modo recurrente lo mismo, en particular esta última semana, con un ambiente contaminado por un debate artificial entre monárquicos reconvertidos y republicanos de toda la vida, me ha empujado a una cura de soledad, para no perecer de aburrimiento. 

Sobre todo porque la estancia en la sierra incluye espectáculos de interés. Las puestas de sol.Durante mas de quince años de estancias temporales aquí, el ejercicio contemplativo ha hecho que elabore una hipótesis, seguramente errónea, sobre los fenómenos naturales que concurren para que una puesta de sol sea distinta de otra. 

Sospecho que, cuando predominan los vientos del Sur, arrastrando hasta aquí las nubes que llevan en su seno el polvo sahariano, el sol, al ponerse, atraviesa el polvo en suspensión y favorece variados efectos cromáticos, convirtiendo el horizonte en un lienzo de una belleza efímera, imposible de reproducir por su dinamismo, donde predominan los efectos púrpura, escarlata, los azules suaves que se cuelan por los rotos nubosos, o los pardos que quedan en las zonas mas elejadas, entre otros. 

En cambio, si predominan las nubes húmedas que entran por Levante, la puesta de sol se limita a sus efectos de luz, con una menor variedad cromática. Por esa razón, o por otras, la variedad y singularidad de los fenómenos naturales, aunque parezca repetirse, nunca es igual. 

Cuando te sientas bajo el porche mirando a Poniente, nunca sabes lo que vas a ver. En cambio, en ocasiones, en la ciudad, conectas la tele y sabes de antemano lo que van a decir. 

Qué es mas aburrido.....eh... 

En particular, este fin de semana, en la sierra, ha habido otra novedad crómatica, que da título a esta entrada. Terminada la puesta de sol, que viene a durar lo que un telediario, he permanecido bajo el porche hasta que ha anochecido. Una noche extraordinariamente calma, sin viento, y con la luna mediada. 

De pronto, un decena de esferas luminosas, como un mínimo sistema solar, ha aparecido entre las ramas del almendro. Sus variados colores, amarillo limón, rojo fresa, lila, verde pistacho, naranja pálido..se recortaban desde las esferas luminosas sobre el cielo oscurecido y proyectaban una luz fría sobre el suelo del porche, haciendo innecesaria cualquier otra fuente luminosa. 

Pasado ese momento mágico, que soy incapaz de medir cuanto ha durado, le he preguntado a Encarna.....Oye, que es eso...ves lo mismo que yo, o son mis cataratas.. 

Ah..son los farolillos chinos, funcionan con una plaquita solar y reaccionan a la oscuridad iluminándose de modo automático. No te has fijado cuando los he instalado...que digo... tu nunca te fijas en nada que no sea lo tuyo. 

Permanecimos un rato mas en el porche. El sol declinó hace una hora pero, gracias a Encarna, hemos disfrutado, de un modo inesperado, de una noche mágica....... 

En fin. La Noche mágica. 

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 8 06 14.

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