jueves, 26 de junio de 2014

JUEVES

¨He bajado a la calle y antes de llegar al Maravillas me ha caído encima una enorme granizada, enseguida un terrible solazo ha amenazado la fragilidad de mi piel gastada, al cruzar la calzada, dos coches han colisionado frontalmente, con cierta violencia, uno de ellos circulaba por dirección prohibida. Al ver un coche de policía estacionado junto al lugar de la colisión, no me he sentido obligado a quedarme.

Cuando por fin he llegado al Maravillas he sacado un paquete de Lucky de la máquina y, mientras tomaba café, he dado un vistazo, sin ningún interés, a las páginas de Levante porque he percibido que los sucesos REALES, son mucho mas interesantes que las historias contadas en diferido en el papel de la prensa.

Al regresar a casa, el ascensor estaba lleno de sacos de escombros, porque en el piso de al lado están de obras, así que he subido a pié, lo que me ha permitido estirar los músculos de las piernas, algo encogidos por la larga sobremesa que siguió a la comida familiar de ayer.

Por cierto, en la tarde de ayer, cuando aún no tenía la percepción de que lo real es superior a lo diferido, me encandilé en la pantalla del ordenador de Jordi, viendo las imágenes, en diferido, a que ahora me referiré
....
Lo que vi en la pantalla del ordenador fueron las imágenes tomadas ayer en el taller de la facultad de bellas artes, de la operación de fundido de la figura del Gordito, una versión humorística del Hombre de Vitrubio, de Leonardo, que constituye el ejercicio de fin de curso de Jordi. 

Una figura en escayola, que ahora está siendo rellenada de metal, con un aparataje técnico y humano sorprendente. Tres técnicos equipados con ropa y protección ignífuga, en un entorno de técnicas de fundición, con sus fosos, sus hornos, y un cacharro con el flujo de metal ardiendo que se vacía en el interior del molde de escayola. 

Todo muy espectacular y aparatoso, sí, total, la figura no rebasa el medio metro, eso sí, es muy cachonda. 

Estaba yo reflexionando sobre las diferencias entre la realidad y el relato, la potencia de lo que nos sucede cada día y la lejanía de lo que nos cuentan, cuando Encarna me ha pedido que vaya con ella a Mercadona. 

Otra vez el contacto con la realidad, que sucederá...un choque de carritos de la compra...descubrirán en el doble fondo del carro las hojas de afeitar ocultas de Gillette, por su precio, no hay otro modo de hacerse con ellas...llamarán a la patrulla del barrio para que tramite el hurto, y responderá que esperen, hasta que se deshagan del cadáver del conductor suícida. 

Entretenido con la exageración de la realidad no sucedida, no me he percatado de que pulsaba dos teclas a la vez y, zas, todo el texto escrito ha desaparecido de la pantalla, sin que pueda asegurar que esta segunda versión es mejor que la primera, pero, como estamos hablando de relatos, no de realidad, yo que ustedes, como ha escampado, me iría a la playa, a disfrtutar de la brisa salina del mar, a soñar frente al horizonte real, y abandonaría las segundas, y hasta las primeras versiones que solo imitan la realidad. 

Es lo que pienso hacer ahora mismo. Plego, y me voy a la playa. Chao.¨ 

En fin. Jueves. 

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 26 06 14.

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