sábado, 3 de enero de 2015

FIESTA ILEGAL

He bajado al Maravillas y, mientras tomaba un té con limón --me estoy aficionando al té, comienza a gustarme más que el café, fíjate que cosas-- he leído el titular de la primera de Levante, que me ha llamado poderosamente la atención.

Alude a una 'fiesta ilegal' celebrada en Benagéber, --¿dónde está Benagéber?-- por miles de jóvenes que se han concertado allí, han acampado y prolongan la fiesta de rock and roll y no se si sexo, mas de veinticuatro horas, sin que la fuerzas del órden? se hayan atrevido a desalojarlos por temor a los daños colaterales.

La verdad, ya ni me acuerdo cuando sucedió la última fiesta ilegal que promoví con mis amigos. Alquilabámos un bajo sin mediar contrato, ibámos al Continental para hacernos con un tocadiscos y una colección de discos de vinilo y, después de hacer saber al barrio que había guateque en tal sitio, cobrábamos la entrada, solo a los varones, para que junto a las chicas que acudían al reclamo pasaran una velada musical, semejante, aunque más modesta, que la que ahora califica la prensa local de fiesta ilegal.

Nuestra ilegalidad se limitaba a no pagar los impuestos del superávit del negocio dominical, que daba para tomarse unas cervezas en el bar concluida la fiesta y el arqueo del dinero, la mayor parte del cual era para el alquiler, el tocadiscos y los discos.

Ahora, cuando paseo por el barrio, veo alguna pareja que surgió de aquellas veladas festivas y no me parece que hayan surgido de una ilegalidad, sino de una coincidencia promovida por nosotros.

Es eso ilegal?. No entiendo nada de leyes, pero intuyo que para que algo sea ilegal, tiene que haber una ley específica que lo regule y, si bien los mozos de Benagéber han ocupado un terreno destinado a aeródromo forestal contra incendios, ahí se han pasado un poquito, estoy seguro de que las normas legales que regulan el uso de esos aeropuertos no contienen ninguna disposición específica que prohiba las noches, y días, de juerga en sus instalacioones, aunque también es verdad que podían haber elegido el de Castellón, no?.

En cambio, las leyes que regulan el uso de los caudales públicos están llenas de precaucaciones contra la prevaricación, la malversación, y ya ven, tienen que ser los fiscales y los tribunales, que están hasta arriba de faena, los que califiquen de ilegales, a posteriori, y después de superar muchos impedimentos y zancadillas, las actividades cotidianas de los políticos que habitan cerca de las cajas, incluída la de la reserva para las pensiones.

En fin. Fiesta  Ilegal.
 
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3 01 15.

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