Hoy me he despertado con la sensación de haber tenido un sueño recurrente y con la frustración de no haber sido capaz de recordar alguna imágen o alguna palabra asociada a ese sueño que me permitiera mantenerlo vivo en la vigilia.
Después hemos ido a Mercadona, mi mujer y yo, y al detenernos en el estante de la leche he intentado aplicar las enseñanzas sobre interpretación de códigos alimentarios recibidas de una ecologista municipal el otro día, en el sentido de que los envases de leche llevan un dígito que indica el número de veces que ha sido pasteurizado el producto, y ese es un dato que conviene considerar al elegirlo, sin ser capaz de interpretar ese código.
Y digo yo, si no soy capaz de tener presentes mis sueños en la vigilia, ni tampoco interpreto correctamente la realidad, si no sé leer sus códigos, ¿No tendría que revisar esta afición mía a opinar sobre todo, en particular sobre política, antes de dar opiniones sobre quienes lo hacen con habitualidad?.
No sé, pero hoy he leído un artículo de Civera, colaborador habitual de Levante, sobre Podemos, y me ha reconciliado con todos los opinantes, incluso con mis opiniones, pues en su artículo no menciona ni una sola vez las expresiones radical o populista, y su discurso es de una objetividad manifiesta.
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Antes de glosar el artículo de Civera, explicaré un poco más lo de la pasteurización de la leche. Resulta que algunas industrias lecheras retiran, justo antes de que caduquen, los envases de leche de las estanterías de los supermercados, vuelven a pasteurizar su contenido y lo devuelven, repasteurizado, a la venta al público. Esto lo hacen hasta cuatro o cinco veces, y aquí esta el tema, que el código numérico de los envases refleja en uno de sus dígitos el número de veces que esa leche ha sido pasteurizada, pero yo, no he conseguido encontrarlo, un lamentable déficit de interpretación de la realidad.
En cambio, Civera, en su artículo, da muestras de una sagacidad objetiva en la interpretación de la realidad política que nos circunda al afirmar que la esencia de Podemos, al menos hasta este momento, es haber sabido recoger el cabreo general de las gentes con la política tradicional, y haberle dado voz. Una interpretación, en mi opinión, muy a la griega, que no precisa adjetivar de radical o populista a Podemos para describir su actual papel político en la realidad de nuestro entorno.
Aún queda mucho trecho por recorrer para que ese mal humor se transforme en una elección entre alternativas, y en ese trayecto han de aparecer proyectos reconocibles, aunque solo sea porque decidir algo tan trascendente como confiar tu voto a los de siempre, o cambiarlo, no parece que sea bueno que resulte, solamente, de un ánimo cabreado, sino de una elección mas racional.
Esto no lo dice Civera, lo digo yo, que no escarmiento, pese a mi incapacidad para prolongar los sueños en la vigilia, o interpretar la realidad, lo que es una muestra de mis contradicciones, que cada día me divierten más. Tengo amigos que ya han votado a Podemos, otros que tienen claro que van a votar esa opción. Yo voy a esperar un poco mas, quiero conocer a sus candidatos, y sus propuestas, en las municipales, las autonómicas y las generales. Aún hay tiempo para eso, y no creo qoe el cabreo colectivo sea la única variable a considerar. En fin.
Volviendo al tema del consumo, que tanto depende de la normativa que los políticos imponen, generalmente presionados por los lobbys, el otro día me descojoné al escuchar que las normas alimentarias germanas y estadounidenses entran en conflicto en las negociaciones del tratado de comercio, porque los yanquis se empeñan en lavar los pollos con lejía, y los alemanes no. Joder, lavan los pollos con lejía y yo preocupado por la pasteurización repetida de la leche. Tiene narices, esto de la política y las prácticas alimentarias.
Para terminar, comentaré, de nuevo, que he pasado por un estanco, antes de ir al super, he pedido un paquete de West y me han pedido cinco céntimos más. Le he dicho a la estanquera, ¿Nos pedís cinco céntimos más, así, sin previo aviso?. ¿Es cosa de las tabaqueras, o Montoro quiere financiar por esta vía sus rebajas fiscales pre electorales...O es el efecto Dragui, que quiere elevar a toda costa los precios...?
La estanquera, al escuchar esta última proposición ha abierto mucho los ojos y los ha dirigido hacia arriba, en un gesto soñador, como si la elevación de los precios colmara todas sus ilusiones, parece como si ella no votara, le diera igual lo del cabreo, solo interesada en la marcha de su negocio, cualquiera sabe...
Sueños.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 01 15.
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