viernes, 30 de enero de 2015

VIENTO

"Hoy me ha despertado, a las seis y media, más o menos, un estruendo de algo que chocaba contra la ventana de mi dormitorio. He abierto los ojos y me ha parecido ver, colgado del tendedero, con expresión de terror, a un agente de policia.

Me he incorporado y juro que he creído ver al mismo agente volando, arrebatado por el viento, junto a una docena de sus compañeros que prestan servicio en el vecino cuartel, todos incapaces de sustraerse a la violencia de la espiral ventosa que se los llevaba en dirección a otro sitio.

Será un traslado, he pensado yo, antes de meterme de nuevo en la cama, no sin antes parar el despertador, después de pensar, con este viento, cualquiera va al mercado de Colón, a la tertulia de los viernes, mejor me quedo en la cama hasta las once.
......
No sé si ustedes han visto por la tele ese anuncio de ING DIRECT en el que afirman que vivimos excesivamente condicionados, en alusión, no solo a las condiciones que nos imponen otros bancos, comisiones, cesión de nuestros contratos de seguro en su favor, etc., sino a otras circunstancias de la vida que condicionan nuestros actos, para luego ofrecer una relación contractual con ellos sin condiciones, lo que es rotundamente falso, pues cualquier contrato, escrito o verbal, con cualquier entidad bancaria, implica unas condiciones contractuales, aunque nos eximan de comisiones, en determinados casos, no en otros, y ofrezcan otras formas de fidelidad al cliente, distintas de su competencia. 

Lo que si es cierto es que vivimos condicionados por circunstancias a veces ajenas a nuestra voluntad, aunque no del todo. Así, cuando me he despertado a las once de la mañana he visto el tiempo desapacible, con vientos de 100 kilómetrtos por hora que golpean las ventanas y se llevan volando a los agentes del vecino cuartel, que me desaconseja, al despertarme, ir a la tertulia de los viernes pero, de algún modo, ha sido una decisión previa mía, parar el despertador, lo que ha condicionado mi no asistencia a ese acto. 

Esa decisión, me ha permitido ir al Maravillas, como si no fuera viernes, y mientras daba un vistazo a la prensa, sin conseguir interesarme en sus contenidos porque toda mi atención estaba puesta en el furioso viento que se llevaba, en un torbellino violento, latas vacías de cerveza, cartones de embalaje, brics, bolsas de plástico, papeles varios, desaconsejando salir a la calle para evitar recibir un proyectil de basura en plena cara, he prolongado la lectura del periódico, aunque  no podía centrarme en sus contenidos. 

Cuando por fin me he decidido a salir, una racha de viento me ha empujado desde atrás, acelerando mi paso, y cuando he tomado la calle que linda con el cuartel de bomberos, he visto un gran árbol derribado por la fuerza del vendaval, caído sobre un par de vehículos estacionados.

En ese momento, he sentido que demasiados elementos amenazaban mi vuelta a casa, he tomado impulso y, navegando entre las corrientes de aire que se desplazaban en esa dirección, he conseguido volver allí, a salvo de los condicionantes, por llamarlos de algún modo, que hoy tendrán ocupados a los bomberos todo el día.

Naturalmente, lo de los agentes de policía voladores es falso, pero lo del árbol derribado es verdadero, igual lo ven ustedes en los telediarios, y lo de ING DIRECT, ellos sabrán. 

Es igualmente verdadero que he faltado a la tertulia de los viernes. Aquí tengo una duda, he faltado por los condicionantes del vendaval que azota hoy la ciudad, o solo porque me he dejado condicionar. No sé, igual me estoy haciendo viejo, quiero decir, comienzo a comportarme como se espera de la edad que tengo, en lugar de como lo hago habitualmente. No sé.

Al fin y al cabo, esto es solo un relato, que más dá, no?". 

En fin. Viento.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30 01 15.

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