domingo, 8 de marzo de 2015

CENTRO DEL CÁRMEN

Los museos valencianos han pasado una época en la que mostraban un aire bastante deprimido. Ibas al Carmen y una gran banderola anunciaba una exposición de Sorolla. Entrabas y encontrabas en un cuartito un par de retratos de Sorolla, junto a dos vestidos de la época.

Te aventurabas en el Ivam y había cuatro personas visitándolo. En fin, una situación de decadencia museística que contrastaba tristemente con otras épocas de gloria.

Hoy hemos visitado el Centro del Carmen y hemos quedado impresionados por la abundancia y calidad de las obras expuestas. La colección Mariano Yera, mas de cincuenta obras de los mejores pintores de la segunda mitad del siglo XX, algo realmente digno de ser visitado, y de ser contado, expuestas en la mejor sala del museo, esa sala flanqueada por columnas, de una dimensión monumental, que te produce la impresión de estar en un auténtico templo del arte.

La obra del escultor catalán, Subirachs, que ocupa entera la segunda planta, es una sublime lección de la progresión de un artista que ha pasado por todas las épocas, y de todas ha dejado testimonio, sin perder el norte de su fuerte personalidad, de su interés por la dualidad del volúmen y el hueco del espacio, con unas texturas personalísimas, que acaban el bronce como si fuera madera, y con esa sensacional escultura en piedra de calatorao, que da la sensación de ser ébano, por su extraordinario acabado, una exposición titulada, muy propiamente, 'de principio a fin' pues abarca toda la evolución temporal del artista.

La sala destinada a Pacífico es una original instalación que te permite caminar entre las cuadernas de un barco, mientras las pantallas instaladas en las paredes laterales te dan la sensación de estar entre el oleaje del Pacífico, a la vez que observas las rutas seguidas por los barcos armados por los soñadores españoles en los mares del Sur, que entonces aún no tenían ni nombre.

Una visita museística digna de elogio y reseña, a la que es preciso referirse con mas detalle, como haré a continuación.
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Impresiona la lista de firmas que incluye la colección Mariano Yera, que incluye algún lienzo de Saura que, como siempre, he identificado desde muy lejos porque este pintor tiene un estilo que, junto a la dimemsión de sus lienzos, destaca en cualquier sala sobre todos los demás. 

Pero no solo está Saura. Además están presentes, Arroyo, Barceló, Boix, Broto, Canogar, Equipo Crónica, Genovés, Gordillo, Guinovart, Millares, Mompó, Palazuelo, Quejido, Equipo Realidad, Tápies, Sempere, Yturralde, y docena y media más de primeros nombres de la pintura española contemporánea que no cito para no cansar. 

Una colección extraordinaria de arte contemporáneo que hace mucho tiempo que no disfrutaba en una sola exposición. El hecho de estar expuestos estos cuadros en la sala mas monumental del museo, añade brillo a esos contenidos. 

La obra de Subirachs, expuesta en la planta segunda, requiere de una visita detenida, para captar con atención las texturas de sus esculturas, la gran carga emocional y de pensamiento que destila su obra, la evolución de sus estilos, desde una escultura visiblemente cubista, a otras figuras aparentemente infuenciadas por Giacometti, así como la fuerza erótica, o mística, que emana de algunas otras figuras, la permanente dualidad entre huecos, volúmenes, relieves, un mundo absolutamente propio, difícil de apreciar en otros escultores. 

Antes de acceder a la sala de la colección Yera, te puedes recrear con las meninas cerámicas realizadas en un centro de reeducación de menores y es que el arte, como expresión del ánimo que es, entre otras cosas, es de libre acceso a todo el mundo, cuánto mas a los jóvenes que lo sienten como una necesidad.

Una visita realmente interesante, que recomiendo a todo el mundo. Hacía meses, años, que no encontraba un museo en Valencia tan interesante como está ahora mismo el Centro del Cármen. 

Ahora solo falta que los demás lo imiten. Hace poco estuve en el Ivam, y todavía no se notaba la impronta de la nueva dirección, me pareció que aún no había salido de la decadencia. 

Terminada la visita al museo, nos hemo tomado una cerveza en un bar de la calle Moratín, y luego hemos intentado ver la mascletá, digo que lo hemos intentado porque desde una esquina de la calle Correos, la verdad, no se veía muy bien. Eso sí, la hemos oído perfectamente. 

Afortunadamente, tenemos concertado un viaje desde el día 15 al 19, para desprendernos del agobio de las muchedumbres que estos días llenan las calles de Heliópolis. Ya se que es muy bueno para la hostelería, que se queden ellos.

En fin. Centro del Cármen.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8 03 15.

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