miércoles, 25 de marzo de 2015

INFANTILISMO

Caminaba yo esta mañana en dirección al café TYC, para tomar café con tres compañeras del aula de comunicacíón antes de entrar en clase, cuando he visto en la acera, junto a mi, a una persona que me ha llamado la atención por su actitud al caminar.

Era una mujer adulta que tenía puesta toda su atención en un dispositivo electrónico cuya pantalla miraba fijamente, ajena a cualquier otro elemento del entorno que le rodeaba. Esta se va a pegar una leche en cualquier momento, he pensado yo.

Después ha venido de mi memoria mas antigua mi propia imágen, cuando era solo un niño, y jugaba con una tableta no electrónica, en cuyo interior una bolita de mercurio se desplazaba siguiendo los impulsos mecánicos que yo controlaba, hasta conseguir colocarla en un agujerito.

Esa asociación me mueve a pensar si el progreso tecnológico no estará creando una nueva generación de adultos infantilizados, pues la imágen de esta mañana se suma a las muchas observadas en el autobús, donde es frecuente ver a multitud de personas con su atención puesta en una variada serie de pantallas, y me pregunto, también, si todo este progreso tecnológico en la telefonía, la comunicación, los juegos, no estará haciendo un servicio añadido a los que mandan en el mundo, para los que tener a buena parte de la población mundial pendiente de las pantallas, es decir, infantilizada, será una buena cosa, pues mientras están así, jugando, dejan de ejercer la capacidad crítica que es un componente necesario de la actitud ciudadana.

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Si sumamos a esta expansión mundial de los dispositivos de comunicación y juego, el potencial alienante de la televisión basura, de las publicaciones sectarias, de los discursos elementales y fraudulentos que los políticos emiten a través de esos medios, resulta que la filosofía y la ética que están en el origen de nuestra antigua civilización, de nuestra antigua cultura, solo están presentes, como vestigio, en alguna cátedra universitaria, en algún nicho minoritario, pero la imagen de la mujer adulta esta mañana a punto de pegarse una leche es la expresión más auténtica y generalizada de la civilización en el siglo XXI.

Este fenómeno social, que llamo infantilismo, no tiene nada que ver con la actitud de los niños que jugábamos durante horas en la calle, sin disponer de apenas ningún instrumento para el juego, solo con la imaginación. Me refiero a los que, como yo, se consideran de la edad del carro, es decir, de un tiempo infantil en el que los automóviles aún no habían invadido las calles, hacia finales de los cuarenta y principios de los cincuenta del siglo pasado. 

Eramos niños, pero estábamnos infinitamente menos infantilizados que la mayoría de los adultos de ahora. Estábamos menos infantilizados porque nuestro contacto con la realidad era directo, inmediato, sin el uso de intermediarios electrónicos, sino con un contacto físico que conectaba con nuestros juegos. Las rejas de un balcón, un montón de tierra, una pila de adoquines, eran los elementos materiales de nuestros juegos, hasta el punto de que alguien terminaba con una clavícula rota. 

El único elemento imginario al que accedíamos de vez en cuando era el cinematógrafo, para lo que había que acceder a una sala, pero no existía ningún elemento portátil que nos tuviera ocupados todo el día siguiendo su pantalla. 

Infantilizados, sí, los adultos de ahora, nosotros, los de mi generación fuimos, simplemente, niños que jugaban en la calle. 

No quisiera dar la impresión de que reniego de la electrónica, no se trata de eso. Cuando en la edad adulta me licencié en Economía, si hubiera tenido acceso a los dispositivos actuales me hubiera resultado mas fácil. En ausencia de la informática no habría puesto en marcha este blog, hace ocho años. Se trata de otra cosa. 

Observo que la generalización de los productos electrónicos, va acompañada de una dedicación excesiva a estos medios de información y juego, en detrimento de un interés ciudadano mas extendido hacia la cultura, la ética, los fundamentos de la filosofía, de la crítica, y eso, claro, nos infantiliza, en beneficio de los de siempre. 

Es una opinión. 

En fin. Infantilismo. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25 03 15.

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