viernes, 27 de marzo de 2015

SOL

Arde la casa común (Vicent) bajo un sol incendiario,--imposible quedarse en el banco del semáforo, bajo riesgo de licuefacción inmediata-- el termómetro de la rotonda indica 27º a las doce del mediodía, un cambio tan brusco como si nos hubiéramos despertado con el PP en la oposición y una coalición PSOE, Podemos, Ciudadanos, en el gobierno.

Un día perfecto para ir al Marítimo, alejarse de la prensa y la política, tomar el sol en traje de baño en la orilla del mar con atmósfera yodada, y papearse un suquet de raya en el Bobo, pero, ay..., los viernes tenemos comida familiar, y debemos permanecer en casa ocupados con los preliminares de la cosa, yo solo me ocupo de la picada, lo que me permite perder el tiempo aquí.

Por cierto, he debido ir al mercado a por una sepia fresca, una lechuga del terreno, y unas bacaladillas para la cena. De camino al mercado me he percatado de que iba corto de pasta, he entrado al banco, he introducido la tarjeta de débito en el cajero, y la respuesta ha sido un silencio enigmático.

Como el Banco estaba lleno de gente, he decidido que con los diez pavos que llevaba en el bolsillo me alcanzaba para hacer la compra, y he dejado para mas tarde resolver el enigma de mi tarjeta inoperante.

 ......

De regreso al Banco, con la bolsa de la compra en la mano, iba pensando si no habrá sido el ministro del interior quien ha bloqueado mis cuentas, para impedirme salir del país, porque no le gustan las páginas que le dedico en el blog, pero, en opinión de la directora, después de realizar diversas comprobaciones, algo lentas debido a la gran demanda de información que circula por los equipos informáticos por ser viernes, lo que sucede es que la tarjeta está fisicamente desgastada y hay que sustituirla por una nueva. 

Hecha la solicitud he salido del banco, sin pela por supuesto, porque hasta dentro de unos días no estará disponible la nueva. Terminada la gestión, me he despedido de la directora, no sin antes dedicarle una ironía. --Hay que ver lo que ha crecido este negocio, desde que empezó en un banco del parque. 

Luego, ya en casa, he dejado la compra y he bajado al Maravillas, donde la lectura del periódico me ha indicado que la hipótesis del bloqueo de mi cuenta no era descabellada, pues he podido leer los nombres de muchos internautas que al parecer se han pasado en el 'caloret' de sus opiniones hostiles al partido del gobierno, y han sido detenidos, mas o menos tiempo, apercibidos, o sancionados pues, al parecer, ya no vivimos en un país libre pues, por muy salvajes que sean sus expresiones, solo son eso, expresiones, y si no van acompañadas de agresiones o lesiones físicas, pues no veo el delito por ninguna parte. 

Claro que yo no entiendo de eso, no soy jurista, solo estudié derecho mercantil cuando hice Economía. Le preguntaré a algún amigo jurista, para que me de su opinión. 

Le preguntaré también a los inmigrantes apaleados por los guardias de fronteras, ¿como puede ser legal apalear a alguien, e ilegal decir cosas inapropieadas? No entiendo nada.

Quizás, como dice Vicent en un texto suyo que he recibido en el correo, la casa está ardiendo, y conviene salir corriendo, olvidar la política, los vecinos indeseados, en nuestro caso ir al Marítimo, pero no podemos, hoy viene la muchachada a comer y, aunque solo me he de ocupar de la picada, ya es hora de hacerla.

Ya saben, se pica un diento de ajo, o dos, se hace lo mismo con un ramito de perejil, se añade aceite de oliva virgen, sal  y unas gotas de limón, se revuelve todo en el mortero de mármol y, voilá, ya está la picada para la sepia. 

 En fin. Sol. 

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27 03 15.

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