viernes, 13 de marzo de 2015

EQUILIBRIO

He bajado al Maravillas, le he dado un vistazo a 'Levante' pero no he encontrado nada interesante para la entrada de hoy, al regreso, no sabría decir porqué, mientras cruzaba el paso de peatones me ha venido a la mente el concepto de equilibrio. He buscado en Wikipedia y hay múltiples definiciones, pero solo me ha interesado la de Nash, teoría de los juegos, una estrategia colectiva óptima en un juego que involucra a dos o mas jugadores, porque me parece que es de aplicación a las relaciones de poder.

Asumamos, como una hipótesis teórica, que los políticos que nos gobiernan, sin excepción, sin excepción, digo, es decir, desde el gobierno central, los autonómicos, a los entes locales, son una pandilla de inútiles a los efectos de arbitrar políticas sociales que alcancen a los ciudadanos que las demandan, tan inútiles que no saben disimular su propia inutilidad, pero en cambio conservan la habilidad de beneficiar sus propios bolsillos, o los de sus partidos, en el ejercicio de su función política.

Esto es algo a lo que las nuevas formaciones emergentes vienen llamando casta, pero, según los conceptos de Nash, podría definirse como una situación de desequilibrio. Echar a esta pandilla a la calle por medio de los votos parece un modo de restaurar los equilibrios supuestamente existentes antes de que los poderes corruptos se generalizaran, pero esta solución parece algo simplista si no atendemos al número de jugadores que están en la partida.

Me estoy refiriendo al gran número de empresas que han contratado con el Estado en base a sobornos y amiguismos, en lugar de otros méritos como la eficiencia en sus servicios, y han constituído cárteles para dejar fuera de la partida a quienes intentan competir con ellos, estos importantes jugadores, en caso de un nuevo equilibrio político que excluyera a los jugadores tramposos, tendrían capacidad de adaptación para aceptar las nuevas reglas del juego, o tratarían de continuar con sus prácticas gobierne quien gobierne...no sé.

Aparece aquí el viejo problema de las relaciones de poder, aunque contemplado desde el concepto de equilibrio

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No solo la media docena de grandes constructoras que se lucran con lo público están en la partida. Es un hecho comprobable pateando las calles de las grandes ciudades, y sus alrededores residenciales, que los edificios dedicados a la enseñanza de instituciones religiosas, mas o menos sectarias, se están beneficiando de manera espectacular de la preferencia en el reparto de suelo público que está alterando profundamente los equilibrios existentes entre la enseñanza pública y la privada, lo mismo pasa, en unas comunidades mas que en otras, con los centros de salud.

La incorporación a la partida de la vida pública de organizaciones digamos, mas laicas, hay que suponer que no podrá actuar contra este desequilibrio, salvo para frenar su desarrollo futuro, a menos que practiquen una política de desamortización de los bienes de la iglesia, a lo Mendizábal, lo que no parece adecuado ni oportuno. 

Así, si los votos facilitan a Podemos, o a las coaliciones que lo integren, la oportunidad de gobernar, nos podemos encontrar con una situación a la griega, en la que habrá que buscar un equilibrio entre los postulados de quienes desean superar la vieja política, y las presiones muy establecidas de quienes llevan decenios marcando la línea de los sucesivos gobiernos, en su propio beneficio.

Recuérdese que un gobierno socialista renunció a terminar con el Concordato y, como los griegos con la Troyca, solo le cambiaron el nombre. Sin embargo, a pesar de eso, yo prefiero el voto a Podemos, aún con todos sus condicionantes, que seguir dando la confianza a una pandilla de inútiles, que ni siquiera saben disimular su propia inutilidad. 

Es posible que Podemos tenga que echar mano del posibilismo, del pragmatismo, para ser un miembro activo de la partida, pero si no intentamos nada para renovar el putrefacto ambiente de la vieja política, el desequilibrio creciente entre quienes gobiernan y los gobernados no hará sino aumentar.

En la búsqueda de nuevos equilibrios para el país, tanto en la contratación pública, como en la influencia excesiva de las sotanas, Podemos puede ser un factor de corrección de los viejos hábitos, pero para poder serlo tiene que recibir el apoyo mayoritario de los votantes, y para eso tiene que sobrevivir a la campaña de desprestigio, populistas revolucionarios los llaman en los medios y en los viejos partidos, desatada contra ellos antes de que gobiernen. 

Contra esa visión deformante, sostengo que Podemos y sus alianzas, pueden ser un factor de equilibrio. Un equilibrio necesario para terminar con la vieja política.

En fin. Equilibrio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 13 03 15.

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