sábado, 24 de octubre de 2015

EL PALADAR

Hoy hemos puesto para comer la carrillada que guisé ayer. Ha resultado ser lo mejor de mi limitada experiencia de cocinero doméstico.

El reposo de veinticuatro horas en la olla, después de terminado el guiso, ha tenido unos efectos mágicos.

El tamaño de las porciones de carrillera se ha reducido, no solo por la cocción, supongo que por el adobo previo a que las sometimos, que no solo las hidrató, sino que ablandó su textura y las convirtió en algo delicado, que ha dejado su esencia en la salsa, al igual que la cebolla, que ya no está en forma sólida, misterios de la cocción, que sublima unas cosas y enriquece otras.

Mientras preparamos el plato para servirlo, cocemos unos pocos espaguetis, para acompañarlo. Después de deliberar. mi mujer ha manifestado su preferencia por la pasta, en lugar de por las patatas fritas.

Mientras se cuecen los espaguetis, en la radio suena la bien conocida voz de Rajoy, que anda  de pre campaña, en Finestrat, creo, y hace de corifea la secretaria del PP de por aquí, una tal Bonig, en mi opinión, la persona más zafia de la derecha todavía gobernante.

El agua para los espaguetis ya hierve en el cazo. Me sirvo un poco de carrillada, antes de que los espaguetis estén al punto, y un mundo de sensaciones complejas, todas agradables, inunda mi paladar. Un ligero perfume a romero, --no quedaba tomillo en la nevera-- junto al perfume de la cebolla, la dulzura de la carlota, la sutil presencia en la salsa de los vinos blancos, verdejo y chardonnay, y el chorrito de tinto de la Ribera del Duero, que ha cumplido su misión de colorear delicadamente el plato, el recuerdo del ajo, el pimentón y el tomate, pero sobre todo, la porción de carrillera que me llevo a la boca, de una textura super agradable y un sabor que ha integrado los demás componentes del plato, gira por mi paladar y lo impregna de un mundo sensorial cuya armónica variedad hacía mucho tiempo que no experimentaba.

Los espaguetis ya están listos, mi mujer los sirve en el plato y los revolvemos con la salsa de la carrillada. He de reconocer que he cometido la herejía de tomar cerveza para acompañarlo, pero, que le voy a hacer, me gusta la cerveza, en este caso Mahou.

Cuando terminamos de comer queda en la radio el eco de las voces de Rajoy y Bonig. Confieso que mi motivación para escribir esta entrada, hoy, es dejar clara la siguiente afirmación: Comparada con la carrillada de hoy, la política, en particular la del PP, es una puta mierda.

En fin. El paladar.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 24 10 15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios