jueves, 1 de octubre de 2015

EL LABRADOR Y LOS PIJOS

He bajado al Maravillas y, mientras tomaba un cortado descafeínado he ojeado Levante, pero no he tomado notas porque aunque sigo tomando jalea real, tofavía no me he desprendido de una cierta astenia otoñal, así que pido disculpas por la falta de precisión al glosar la noticia que voy a citar ahora.

Un labrador de Alboraya ha intervenido en un foro político en Heliópolis, en el que estaban presentes políticos del Consell, de la oposición, empresarios y demás, y al parecer lo ha hecho con el lenguaje claro y directo que caracteriza su condición de labrador ilustrado, y algo más de la mitad de los asistentes, todos ellos pijos, claro, han protestado por el tono, la forma y el contenido de la intervención.

Es natural que los pijos, que se caracterizan por vivir en un mundo falso, acomodado, indiferente a las realidades sociales que les pillan muy lejos, se hayan escandalizado al escuchar un discurso sin eufemismos, que les ha acercado a realidades que no quieren conocer.

El fondo del asunto, las diferencias entre el mundo del labrador ilustrado y el de las clases mas o menos opulentas, viene de lejos, pero, afortunadamente, ese conflicto se trata ahora de otra manera. En otro tiempo, el labrador y los suyos, habrían mandado a los pijos a la guillotina, ahora se limitan a poner en evidencia, en un discurso, las conductas antisociales de los pijos, pero no atacan directamente sus cuellos, lo que indica un progreso de la sociedad en general, pero también indica que la solución a las desigualdades sigue pendiente.

Al hablar de desigualdades, conviene precisar que hablamos de derechos, de niveles de vida y subsistencia desiguales, porque, según un sociólogo catalán cuyo nombre he olvidado, no podemos abstraernos del hecho de que los hombres no son iguales, de que cada uno es dsitinto en su individualidad, por lo que cuando hablamos de igualdad no nos referimos, para nada, a su constitución personal, sino al trato que reciben de las instituciones.

Por otra parte, las situacione sociales de cada grupo social, de cada persona, requieren de la desigualdad positiva en su trato, precisamente para equipararles al final a unas condiciones justas.

No he tomado notas del texto leído que me permitan citar con exactitud el discurso del labrador ilustrado, pero a juzgar por la ofendida reacción de los pijos, parece que el labriego ha puesto el dedo en la llaga, ha acertado a señalar los defectos, las inconsistencias, los discursos falaces, la indiferencia de las clases pijas acomodadas por lo que sucede a su alrededor, pero, sobre todo, más abajo, esos lugares de la sociedad que habitamos la mayoría, y que los pijos no frecuentan, para no embarrarse los zapatos.

En fin. El Labrador y los Pijos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 10 15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios