lunes, 29 de mayo de 2017

ESCRIBIR

"He bajado al Maravillas, mientras tomaba un cortado y un ron quemado, una clienta del bar relataba, a mi lado, sus experiencias cotidianas con sus hijos, uno esquizofrénico, el otro autista. No he sabido que decir. Me he limitado a relatar algo que presencié en Cambrils, con ocasión de un viaje por allí del que hice la oportuna crónica en el blog. Un esquizofrénico entró en el aseo del bar donde tomábamos un café y orinó fuera de la taza. La camarera que nos atendía, entró enseguida al aseo con el mocho para reparar la avería, y nos dijo, en tono de complicidad, --Es que habla solo, saben.. --Que vá, contesté yo, habla con alguien, lo que pasa es que nosotros no lo vemos.

Hay un mundo propio en cada persona, sana o enferma, letrada o iletrada. Hoy, al ojear 'Levante' me ha llamado la atención el gran número de personas que expresan en ese diario su mundo personal, a través de artículos, columnas, crónicas, cartas, editoriales, recuadros breves, una variedad que hoy, no sé porqué, me ha parecido muy numerosa. Hay que suponer que buena parte de quienes firman esos escritos, provienen del mundo de las letras, del periodismo, de la novela,y que, como es lógico, lo que hacen es producto de la formación intelectual que han recibido y de la que han hecho un modo de vida.

También hay casos singulares. El otro día, en una entrevista a Millás, ahora presente de modo cotidiano en las primeras páginas de 'Levante', el entrevistador aventuraba que la escritura de Millás procede de las voces de su cabeza. No estoy seguro, pero creo haber leído en alguna parte que Millás, además de un gran creador literario, es bipolar.

De lo que si estoy seguro es de que a mi me diagnosticaron hace décadas, un trastorno bipolar, aunque con el tiempo me he acostumbrado a vivir con ello y ya, ni lo noto. ¿Que es la bipolaridad? Sin buscar definiciones en Wikipedia, yo diría que es una tendencia del ánimo de pasar de un polo al otro, de la euforia a la depresión, por ejemplo, aunque recuerdo el cabreo que cogí cuando un médico poco delicado puso en el papel de aquel primer diagnóstico, psicosis maníaco depresiva, pues aquel modo tan crudo de expresión ponía en peligro mi reincorporación al mundo laboral, lo que se produjo un mes escaso después de aquello tras un tratamiento domiciliario con anti psicóticos en vena.

Cuento esto para tratar de contestar una pregunta. ¿Cómo es que yo, que tuve un paso fugaz por la escuela infantil de una maestra roja, que a los doce años ya me incorporé al mundo laboral, y jamás cursé estudios de letras, me dedico ahora a escribir de manera cotidiana, aunque en este medio distinto de la prensa impresa, y las visitas al blog crecen ahora a un ritmo exponencial, si yo sigo siendo el mismo de siempre, aunque los trastornos de variaciones del ánimo han desaparecido prácticamente, gracias a que atiendo a los consejos médicos?

¿Será que estoy peor de lo que creo y oigo voces en mi cabeza que me impulsan a darles forma escrita?. Creo que no. Más bien pienso que hay un mundo propio en cada persona, sana o enferma, letrada o iletrada, y el medio escrito es el modo más natural de expresar ese mundo.

Naturalmente, esa necesidad no existe en todas las personas, ni todas las que si la expresan lo hacen de la misma manera. Yo, por ejemplo, en los artículos, editoriales, columnas, entrevistas leídas hoy en 'Levante',no he visto ningún insulto. Sin embargo, al releer alguna de mis páginas, observo que caigo con frecuencia en la vulgaridad del insulto, aunque vaya acompañado de argumentos.

Eso no tiene nada que ver con la formación, o la falta de formación letrada, más bien es un reflejo del temperamento, del impulso, cuando la observación de ciertas realidades te impulsa a la indignación, y claro, como no tienes ningún comité de redacción que controle tu línea editorial, pasa lo que pasa.

A pesar de eso, de los posibles excesos puntuales en los que caigo, no renuncio por nada del mundo a escribir, como lo estoy haciendo ahora, sin ningún condicionante que me impida la libre expresión de lo que pienso cuando valoro la realidad."

Total, ¿que puede pasar?, si los abogados de Trump me meten un día un pleito por ofender su honor, siempre le podré decir al juez: --Señor juez, tenga en cuenta que sufro un trastorno bipolar y no soy responsable de lo que digo o escribo.

 En fin. Escribir.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29 05 17.

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