viernes, 19 de mayo de 2017

LOS REYES CATÓDICOS

."He vuelto del Maravillas, después de tomar un café cortado y comprar 'Levante' en el kiosco, porque la doctora que me atiende en el ambulatorio de mi barrio me ha dicho que sí, que puedo tomar un café por la mañana, solo uno, que el hecho de que mi tensión arterial haya alcanzado 19 puntos estos días, es un hecho puntual--me ha tomado la tensión y tengo 12-8-- debido a un estado nervioso agitado, pero no refleja ninguna alteración orgánica que justifique una medicación contínua porque, consultado mi historial, ella estima que no soy hipertenso.

Me ha recomendado, no obstante, que tenga mucho cuidado con la sal, y ha comentado los estragos que están haciendo los preparados alimentarios precocinados y las comidas para llevar que sirven en los cada vez más numerosos despachos de esa especialidad, además de sugerirme que no lea los editoriales de 'La Razón', y que no escuche a Maruenda --¿se llama así?- en las tertulias de la Sexta, pues la doctora estima que esa es la razón última de ias subidas bruscas y esporádicas de mi tensión arterial.

Total que hoy, en la medida de lo posible, evitaré comentarios sobre la situación política en este país, tan infravalorado en los comentarios grabados a Ignacio González, o sobre el señor Trump, porque al parecer, sin intervención consciente de mi voluntad, eso me pone de los nervios.

La primera de 'Levante' con su preciosa foto, titulada, 'Los trajes de los Reyes Católicos' me ha inspirado esta entrada, aunque me he permitido la licencia de titular 'catódicos', 'por Católicos'.

Para no ofender a nadie, preguntaré primero: ¿Es usted católico, ortodoxo, anglicano, luterano, musulmán, mormón, ami, evangelista, testigo de Jehová, agnóstico, yo que sé..?'

Sea usted lo que sea, crea o no crea en lo que sea, supongo que todos tendremos un punto de vista sobre la religión, o sobre cada una de las religiones que cada uno ha escogido, yo mismo, que me considero agnóstico, tengo mi punto de vista sobre el hecho religioso, que voy a tratar de exponer, sin ninguna intención de molestar ú ofender a nadie.

En mi opinión, la religión, en sus orígenes más antíguos, tuvo que ser una cosa beneficiosa para los humanos, un recurso para consolar la fragilidad y la finitud de la naturaleza humana.

El hecho de que todos hemos de morir, de que nuestra vida es finita --algunos seres excepcionales han hecho tantas cosas grandiosas en su vida que una sola existencia se les queda corta-- explica, en mi opinión, la necesidad de la creencia de que podemos prolongar en el más allá nuestra fugaz existencia.

No menos importantes que esta proyección de las religiones hacia la vida eterna, son los códigos éticos que ha divulgado o impuesto  la religión católica en épocas inquisitoriales, para tratar de normalizar la convivencia en la primera vida finita de los hombres, condicionando el disfrute del hábitat celestial, al cumplimiento de esos consejos sobre la conducta humana-

Hasta aquí, no creo que haya nada que objetar a los distintos códigos religiosos que en el mundo han sido, consuelo para la mortalidad, códigos de buena conducta para la convivencia.

Otra cosa es qué han hecho los humanos, en particular quienes han ejercido el poder temporal en esas religiones, con el legado original que recibieron.

No soy historiador, pero ha habido algunos que han contado lo que fué la religión católica en Europa en tiempos de la Inquisición, no solo lo que se hizo en España, ayer, en algún concurso televisivo nos recordaron que Juana de Arco fué quemada viva en Ruán, al parecer por algunas manifestaciones suyas consideradas poco ortodoxas.

En España, la iglesia católica como institución, no todos sus practicantes, tuvo un papel preponderante en el apoyo y complicidad con el régimen de Franco --nada compasivo ni caritativo con sus detractores-- que a cualquiera, religioso o agnóstico, le produce, o debería producirle todavía un sentimiento de verguenza.

En la actualidad, el uso criminal que hacen los fanáticos religiosos que se amparan en el Islam de su mensaje originario, algo que, en sus orígenes, no estaba pensado para eso, es incluso mas sanguinario, mas condenable, que los excesos inquisitoriales, el nacional catolicismo franquista, o cualquier otra aberración anterior perpetrada en nombre de Dios, Alá, o cualquier otra divinidad, exceptuando, creo yo, a Buda, que se limitó a quedarse debajo de una higuera, siendo como fué un noble príncipe, recomendando la contemplación y la vida físicamente pasiva, pero espiritualmente rica.

No es mi intención ofrecer conclusión alguna sobre un asunto del que solo tengo un conocimiento superficial, por no decir una radical ignorancia.

Nunca he sido un católico practicante, ni un agnóstico beligerante. De niño, por influencias familiares, cuando veía acercarse a un cura por una acera, sobre todo si era castrense, cruzaba a la otra acera, nunca asití a colegio religoso alguno, aunque es cierto que me casé por la iglesia, era lo corriente en aquellos tiempos, lo hice sin confesarme, no he vuelto por allí, tampoco me he sentido obligado a apostatar, que habría sido lo coherente dada mi postura sobre la religión católica."

Si tuviera que elegir ahora, como hacen muchos cuando están más cerca del final de su vida finita, alguna forma de consuelo religioso a mi fragilidad, elegiría, sin dudar, el budismo.

De hecho, tengo una estampa de Buda en la cocina y, cuando estoy preparando las carrilleras con vino generoso, paso el cacharro de cocina por la estampa y pronuncio las palabras rituales --Buda, que me salga bien la salsa.

En fin. Los Reyes Catódicos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 19 05 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios