miércoles, 3 de octubre de 2007

BONITO CON TOMATE

Compramos un bonito fresco de un kilo setecientos gramos, el pescadero lo limpió y lo cortó en rodajas gruesas.- Encarna reservó las de la ventresca, que nos comimos esa noche, a la plancha, con trigueros y champiñones enteros, un poco de perejil y aceite de oliva virgen, crudo. El resto lo puso en paquetitos, en el congelador.

Esta noche hemos sacado uno de esos paquetitos, que contiene dos raciones, y hemos abierto un debate sobre como cocinarlo mañana. Encarna proponía guisarlo con patatas. Yo me decantaba por el suquet, pero se han acabado las almendras. Al final, hemos acordado, tras largas deliberaciones, hacerlo con tomate, del modo mas sencillo posible.

Como siempre hago en estos casos, primero escribo el guión, que luego me sirve a la hora de la ejecución. Una vez descongelado el bonito, lo pondremos a marinar en agua y sal durante una hora.

Mientras tanto, haré un sofrito de cebolla, añadiré 500 grs. de tomate natural pelado, una picada de perejil, sal y azúcar al gusto, que estará listo en unos cuarenta minutos.

Una vez escurrido el bonito, lo pasaré por harina y freiré las rodajas, depositándolo, sin rehogarlo, en una fuente con la salsa de tomate caliente.

Para beber, pondremos una botella de blanco Pescador.

Aunque la cosa resulte bien, no se podrá comparar a la rueda de bonito con tomate que nos dieron, hace años, en Santurce, y que no hemos olvidado. En primer lugar, porque, el pescado, cuanto mas grande, mas hermoso, sobre todo, ciertos pescados. Es el caso del bonito, y el tamaño del que estaba disponible en el mercado, era demasiado pequeño. Luego, porque, aunque lo intentes, nunca puedes acercarte a la sabiduría arrantxale autóctona vasca en materia marinera, del mismo modo que nosotros los de aquí, Heliópolis, seguramente vamos por delante en asuntos arroceros.

Aun nos quedan reservas de bonito para ensayar otras preparaciones. En Marmitaco, con patatas. Al horno, con tomate, cebolla y vino. En molde, con pan rallado y mantequilla, Empanado, con huevo, limón y pan rallado.

Hagamos lo que hagamos, no será como el bonito de Santurce. Lo mas recomendable, cuando se pueda, es coger el avión y que nos lo hagan allí.

Mientras tanto, nos conformaremos con lo que hay.

Lohengrin. 3-10-07.

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