lunes, 29 de octubre de 2007

RAJOY

Me puse una chaqueta clara de napa, un polo rojo, unos vaqueros con los bajos algo raídos, me calcé las botas camperas y me anudé una coleta en el cogote. Al mirarme al espejo, me dije, oye, me gusta esta nueva imagen, nada que ver con el decimonónico aire de registrador de la propiedad que tenía antes. Ahora, con esta pinta, ya puedo pedir el voto de la izquierda desencantada.

Una voz interior, que parecía venir de lo mas oscuro de una caverna, me advirtió

--Mariano, adonde tu vas, no hay izquierda desencantada, por la sencilla razón de que no hay izquierda. Las gentes, en general, tienen una tendencia a preferir a quien manda y nosotros mandamos allí desde hace mucho tiempo. Creo que te equivocas, al buscar votos en un caladero amortizado desde hace un decenio.

Yo me encontraba tan juvenil con la ropa clara, las botas camperas y la coleta que no hice el menor caso al consejo de ultratumba, llegué al mitin y, con todo el morro, pedí el voto de la izquierda. Me sentí de maravilla, que quieres.

La voz insistió. --Mariano, no seas incongruente. Si tu te dejas coleta y te pones vaqueros, y el otro dice que se va hacia el centro, lo único que vais a conseguir es desorientar a la parroquia, que no desea que sus líderes cambien de identidad, solo porque se aproximan las elecciones.

--La identidad...la identidad....que es eso de la identidad?. Eso si que es decimonónico, anterior a los sondeos de opinión que son los que te marcan ahora, día a día, el discurso provisional, cambiante y oportuno, que has de emplear en cada caso, y los míos dicen que el otro está de capa caída, incluso entre los suyos, y que es el momento de robarle, no solo los votos, sino el alma si es necesario. Todo por conseguir los laureles del triunfo, que es para lo que estamos en política, no?

--Mariano, no te van a creer. Son demasiados años disfrazado de funcionario casposo con coderas, para que ahora, precisamente cuando ya no está de moda, te disfraces de progre pasado.

--Que sabrás tu. Para opinar de política, hay que estar en la política activa. Ni los analistas, ni los editorialistas, ni los ex presidentes, que no están en la pelea del día a día, ni tienen contacto directo con la gente, tienen la mas repajolera idea de que va esto. Yo si la tengo, y te puedo decir que la confianza y la satisfacción que me da este nuevo disfraz, se transmite a la gente y la prueba es el lleno absoluto y el entusiasmo que ha levantado mi presencia en el mitin de Heliópolis.

--Mariano, no te dejes llevar por lo aparente. Tu sabes, precisamente porque estás en primera línea, que tu éxito de público se debe, antes que nada, a la organización del partido, que se ha ocupado con la diligencia y eficacia de siempre de llenar el polideportivo en el que has actuado, con centenares de autobuses que han hecho la repesca habitual entre los desocupados para que no te faltara público.

--Envidia, pura envidia, es lo que destilan tus insidias adobadas de prudencia. No voy a renunciar a imponer mi propio criterio en un asunto en el que yo me lo juego todo, y tu y otras voces como la tuya, no se juegan nada.

--Mariano, ¿has pensado que, si ganas, ese planteamiento tuyo de robar votos por la izquierda, te puede llevar, por la propia dinámica de los acontecimientos, a hacer una política de izquierdas?

--Y qué. No sería la primera vez que un político de la derecha hace política de izquierdas y al contrario. Mira Sarcozy. en Francia, rodeado de gentes de la izquierda. Recuerda la dureza de las políticas económicas que aplicaron Boyer y Solchaga en este país. Socialistas. Pregunta a los sindicalistas si aquella política les pareció de un gobierno de izquierdas.

--Pero Mariano, tu eres el candidato de un partido, el nuestro, y estás ahí para hacer nuestra política.

--Quita, quita...Yo ahora, desde que he cambiado de looc, me siento cada vez mas un hombre de estado, porque esta chaqueta, estas camperas, fíjate que tontería, me han cambiado el estado. Ahora siento que mi estado es el de un hombre de izquierdas.

--Mariano, lo tuyo no tiene remedio. Te dejo por imposible. Que San Cucufato nos pille confesados.

Lohengrin. 29-10-07.

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