viernes, 25 de septiembre de 2009

AGUA

“Soy el agua que constituye mas de la mitad de la naturaleza orgánica de este individuo que firma al pie con su nombre supuesto, su seguro servidor, que cree que su cabeza es importante para su trabajo, porque alguna vez le dijeron, y el así lo creyó, que de su masa cerebral y del aprendizaje sale el lenguaje escrito que a el le ocupa buena parte de su pensamiento, pero anda por el mundo sin darse cuenta de que sin el equilibrio entre el elemento húmedo y seco de su naturaleza, el, simplemente, no sería, y ningún flujo de sus ideas trasladado al lenguaje escrito sería posible, lo que, por cierto, no sería una pérdida sensible.

Lo que llamamos humanidad son, creo, mas de seis mil millones de personas, todas ellas portadoras de ese agua silenciosa indispensable para la creación y la reproducción de la vida humana. Como en el universo operan algunas leyes uniformes que están presentes en los lugares grandes y pequeños, parece que el agua no solo es imprescindible, en su versión silenciosa, para constituir nuestras células, sino que también determina, de un modo irrevocable, el equilibrio del medio ambiente en el que nos desenvolvemos.

El agua que susurra su musicalidad envolvente por los cauces donde discurre, generando sonidos muy variados según su rozamiento con los elementos secos que encuentra en su camino, tiene una variedad sinfónica inagotable, tan extensa y múltiple como distintos son los paisajes por los que viaja y los caudales que transporta, los desniveles por los que se despeña y los agujeros donde se oculta, pero tiene algo en común con el agua silenciosa, es indispensable para la vida humana.

Sin el equilibrio entre las zonas secas y húmedas del planeta, no hay vida posible, es así de sencillo. Además de ese equilibrio, en términos de cantidad, el agua, digamos sonora, de la que estamos hablando, tiene que tener una condición de calidad tal que pueda ser ingerida por las personas sin riesgo para su salud.

Actualmente, la disponibilidad de agua de calidad no está al alcance de toda la población, por lo que muchas enfermedades endémicas relacionadas con el agua no pueden ser erradicadas. Mientras los grandes poderes mundiales se reúnen para tratar el asunto del cambio climático y los países industrializados se centran en promesas aplazadas y objetivos que no se cumplen sobre las emisiones de CO2, no hay un programa efectivo que garantice la disponibilidad universal de agua de calidad.

No solo hay un problema de falta de agua de calidad en los países menos industrializados. En las grandes aglomeraciones urbanas, el agua se somete, antes de su consumo, a sucesivos procesos de decantación, por procedimientos físicos y químicos, y el líquido resultante, en unos lugares es bastante aceptable y en otros es un brebaje sin ninguna cualidad sensorial que ya nadie bebe.

El agua también es el vehículo que transporta los residuos humanos. En Heliópolis, que es lo que tengo mas cerca, cuando circulas por la V-30, cerca de la planta depuradora, el hedor que se percibe es tan fuerte que has de cerrar la ventanilla, y, si no me han informado mal, los ciclos de depuración no se llevan a cabo en su integridad por su alto coste. Además del agua de mala calidad que sale de los grifos en algunos lugares industrializados, en Heliópolis en particular, se hacen vertidos al mar de aguas no suficientemente depuradas.

Si el agua es tan importante, ¿Porque no se hace llegar a todo el mundo en condiciones de calidad adecuadas? Una pista la puede dar el hecho de que donde escasea, el agua suele ser un negocio en manos privadas, como ocurre en Canarias, y en ciertos acuíferos privatizados. Personas amigas, informadas, que viajan con regularidad a países de otros continentes, me han dado su opinión de que el control del agua tenderá a estar implicado en las guerras futuras, como, según su parecer, lo ha estado en la guerra de Irak, por ser un recurso con mayor valor estratégico que los combustibles fósiles.

Además de la creciente relación entre cambio climático y ciclo del agua, parece evidente que el uso que estamos haciendo de ese recurso limitado, imprescindible para la vida, y la consideración de negocio que se le da en algunos lugares, están muy lejos de satisfacer el criterio de que el acceso al agua en condiciones de cantidad y calidad suficientes es un derecho universal.”

En fin, tengo que dejarles. He de seguir irrigando silenciosamente el maltrecho cerebro del abajo firmante, con nombre supuesto, su seguro servidor, quien cree que son sus sesos y el aprendizaje los que le permiten expresar en lenguaje escrito la entrada de hoy. Es el agua, estúpido.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 25-09-09.

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