lunes, 28 de septiembre de 2009

LA CAJA B

Hace años trabajé en la primera empresa exportadora del sector vínico, en Heliópolis. Esa empresa fue adquirida, primero de tapadillo, luego con luz y taquígrafos, por un grupo vasco. Lo primero que hicieron los vascos, que valoraban la transparencia porque aspiraban a cotizar en bolsa, fue eliminar la Caja B de sus negocios de aquí. Enseguida se demostró que esa Caja B no hacía maldita la falta, total, para financiar unos complementos salariales pagados bajo mano que representaban un ahorro fraudulento en impuestos que evocaba el chocolate del loro, no parecía conveniente continuar con esas prácticas. Los complementos salariales fueron incorporados a la nómina oficial y la Caja B se acabó para siempre.

Este es un ejemplo real de una toma de decisiones razonable sobre un asunto tan turbio y de consecuencias siempre imprevisibles como es el mantenimiento de una Caja B, sobre todo si la guardas en el yate y la policía la requisa.

La caja B hallada por la policía en una embarcación de Correa, mas o menos lujosa, junto a la requisada en Heliópolis, no eran del Partido Popular de la calle Quart, pero, al parecer, contienen anotaciones que permiten inducir que el PP ha usado del dinero negro para pagar sus gastos electorales.

El dinero negro no es una fuente ilegal de recursos que solo haya usado el PP. Hay estimaciones publicadas en la prensa que cifran entre un veinte y un treinta por ciento la masa monetaria fraudulenta que se mueve por los sótanos de la economía, pero a diferencia de los ejecutivos vascos que se dieron cuenta enseguida de que la Caja B era incompatible con sus aspiraciones de salir a Bolsa, los mas altos responsables del PP no tuvieron el reflejo de entender que esos modos no son compatibles con una organización partidaria que gobierna en ciertos territorios, y tiene aspiraciones de gobernar a nivel nacional.

El PSOE ya pagó un error como este con su castigo en las urnas, con el asunto Filesa. No veo porqué los Populares se han de sentir mas altos o mas guapos, y se niegan a dimitir. La dimisión siempre es un acto de renuncia, de reconocimiento de que se han traspasado ciertos límites, de claudicación y, como diría Millás, de cobardía, aunque, en ocasiones, el dimisionario se desmarca de comportamientos en su organización que no comparte, revistiendo ese acto doloroso de cierta dignidad.

Otras veces, la dimisión es un acto forzado por las cúpulas de las organizaciones, para salvar los muebles, sacrificando algunos complementos decorativos. Lo trágico para los Populares en este asunto, en Heliópolis en concreto, es que se juegan el predominio político en un territorio que consideran suyo desde hace quince años, y un escándalo político seguido de dimisiones podría tener consecuencias imprevisibles, por lo que supone de reconocimiento de que los hechos que se imputan no provienen exclusivamente de maniobras conspirativas.

La toma de posición de Rajoy, primero, de apoyo incondicional a sus colegas de aquí, luego de vacilación e indecisión a medida que el temporal arrecia, creo yo que está vinculada a esos temores.

Lo que me parece una completa payasada, es que el pijo Costa comparezca ante los medios para declarar solemnemente que el PP de aquí va a someter sus cuentas, que ya han sido auditadas, a una segunda auditoria, porque cualquiera que sepa, directamente, o por informaciones indirectas, lo que es una Caja B, sabe que ambas cosas, las cuentas oficiales y la Caja B, son compartimentos estancos, y que nada se puede deducir sobre la existencia de dinero negro o de operaciones fraudulentas con el relacionadas, examinando, una y otra vez, las cuentas oficiales.

Este pijo, además de ser una de las mayores desgracias que le han caído encima al PP, nos toma por imbéciles. Rajoy debería, cuanto antes, deshacerse de este complemento decorativo, si quiere salvar los muebles de su partido aquí.

Espero que no lo haga y que Costa no dimita. Lo mejor que les puede pasar a quienes aspiran a la alternancia democrática, es que Rajoy no decida nada, y que el asunto se alargue, y se alargue, a ver si cuando estén mas próximos los comicios, el porcentaje de intención de voto a favor de los presuntos corruptos ha caído. Porque, ahora mismo, está por encima del cincuenta por ciento.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 28-09-09.

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