viernes, 21 de mayo de 2010

INSIDIAS

Los mensajes insidiosos de los voceros del Partido Popular y el entramado de medios de comunicación, Intereconomía, La Razón, La Gaceta, etcétera, que instrumentan una campaña permanente de acoso y derribo para dañar al gobierno socialista, que pasa por el momento de mayor debilidad política desde que los votantes de este país echaron del gobierno a Aznar, son constantes, pero el grado malicioso y retorcido del último episodio de esa campaña, imputando al gobierno la sospecha de que estaba negociando con ETA, y pidiéndole con el mayor cinismo que demostrara su inocencia, ha rebasado los límites de la decencia política, para pasar a los anales de la poca vergüenza.

La operación contra ETA y las detenciones realizadas han desactivado esa campaña, y Cospedal, quien, con su aire hipócrita, monjil y cínico cada día me produce mas repugnancia, haciendo gala de su desvergüenza habitual no ha tenido mas remedio que cambiar su discurso, pero no he escuchado ni leído a nadie de esa pandilla de facinerosos políticos y comunicadores mendaces, una palabra de disculpa.

El gobierno socialista merece, en este momento, toda la repulsa que está recibiendo de sus propios votantes, de los sindicatos, incluso de medios mas o menos afines, por aquellas acciones y omisiones que quienes le criticamos percibimos como graves errores políticos, con consecuencias tremendas para buena parte de la población, para el futuro crecimiento de la economía, para el empleo.

Hay tanta materia para la crítica de la política socialista en los últimos tiempos que uno esperaría, en su ingenuidad, que el Partido Popular centrara en ella su labor de oposición, y su legítimo esfuerzo para tratar de derribar al gobierno, forzar unas elecciones anticipadas y alcanzar el poder ejecutivo.

En lugar de eso, se comportan como reptiles depredadores, eso si, muy imaginativos, inventando, un día si, y otro también, historias falsas, insinuaciones calumniosas y otras maniobras mezquinas y mendaces, impropias de un partido que tiene mas de nueve millones de votos, y con esas actitudes insultan, al menos, a la parte mas moderada de sus electores quienes, seguramente, tienen un sentido de la ética política mas acendrado que el partido al que votan.

He buscado en mi viejo Espasa la palabra insidia, pero me remite a asechanza, un término algo mas antiguo. Engaño o artificio para hacer daño a otro. Ambos términos me parecen insuficientes para calificar el estilo rastrero que impone el PP a su modo de ejercer la oposición política. La mezquindad, la mentira, la hipocresía, el cinismo, la insidia, la cobardía política, son los componentes del apestoso guiso que cada día preparan los responsables del partido que quiere salvar el país de los errores socialistas. Todos los días sus portavoces ensayan los argumentos de ese discurso falaz, y sus medios de comunicación afines repiten todas y cada una de esas mentiras, por aquello de que, una mentira repetida una y otra vez, acaba por percibirse como verdadera.

Mientras tanto, los electores de uno y otro partido, asistimos estupefactos a esa pelea sucia, mientras echamos en falta, dada la delicada situación por la que atraviesa el país, propuestas de gobiernos de coalición como en Gran Bretaña y Alemania, acuerdos entre gobierno y oposición, como en Portugal, actitudes, en fin, sensatas, orientadas a minimizar los daños de una crisis galopante, a poner las bases para una salida, lo menos lejana posible, del marasmo en el que nos han metido aún no sabemos quienes, aunque seguramente tendrán nombres y apellidos, constructores, banqueros, especuladores, gobernadores de bancos centrales que no cumplieron debidamente con su función y políticos cortos de vista que no vieron a tiempo lo que debían, o peor, se hicieron los sordos a las muchas advertencias que se produjeron desde ámbitos externos a la política.

Si con toda la materia sólida que hay en este momento para ejercer una oposición responsable y constructiva, el mayor partido de la oposición se dedica al infundio y la bajeza, a agitar fantasmas inexistentes para alcanzar cuanto antes el poder, lo tenemos claro.

Zapatero se ha lucido, desde luego, en esta legislatura, pero anda que Rajoy. Menuda alternativa. Si no se plantea de una vez una reforma del sistema electoral, con listas abiertas, temo que, cuando nos tiremos de encima toda esta mierda de la crisis, seguiremos con la misma clase política demasiado poblada por la incompetencia y la mendacidad que tenemos ahora.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 21-05-10.

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