ELOGIO DE LOS GRISES

He bajado al Maravillas esta mañana de sábado algo brumosa, a una hora temprana. El sol ausente, oculto tras las formaciones nubosas que entran desde el mar, dibuja una mañana decorada por una extensa y variada gama de grises, como en un cuadro de Turner. La ausencia de la luz dura, permite apreciar la presencia de una realidad diferente.

Las acacias de las zonas ajardinadas son solo eso, acacias, sin la presencia de unas sombras que apuntan a su dualidad. No hay ambigüedad en el paisaje urbano dominado por los grises. Las hojas de los setos parecen mas reales sin el deslumbramiento de la luz. Solo los ejemplares raros de especies tropicales muestran la potencia cromática de una luz propia, que no depende de la física del entorno, sino de la naturaleza química de su cromatismo.

Las palomas dejan que sus huevos caigan desde las copas de los árboles y se estrellen contra el suelo, indiferentes al cuidado de su futura prole. La temperatura es muy agradable cuando salgo al exterior a fumar un cigarrillo, y una ligera llovizna parece confirmar la persistencia del tiempo nuboso, y sin embargo,
extremadamente agradable a los sentidos.

Regreso a casa y, mientras me entrego al elogio de los grises, no sabría decir porqué, desde la ventana del gabinete donde escribo, los árboles del patio del viejo cuartel abandonado me devuelven de nuevo, al contemplarlos, esa sensación de realidad fiel, sin sombras, que ya había percibido en mi breve paseo por el barrio.
(...)

He visto los pronósticos sobre el tiempo en la televisión y he percibido un modo distinto de comunicarlos. La presencia de las vacaciones de semana santa y las decenas de millones de personas que se desplazan estos días lejos de sus lugares de residencia, han influido, sin duda, en el enorme tacto, el cuidado exquisito con el que los meteorólogos ofrecían, no uno, sino tres modelos de predicción, acompañados del grado de probabilidad de cada uno, insistiendo una y otra vez en no asociar de un modo determinista perturbaciones a lugares específicos, para a continuación pedir a los usuarios de su información que atendieran a los pronósticos sucesivos, porque nada era seguro ni determinado.

La variabilidad del tiempo primaveral me pareció su argumento, pero esa demostración diplomática en el manejo de la información a mi me suena mas vinculada a un cuidado extremo para no lesionar intereses económicos en una operación masiva de la que todos esperan obtener pingües ganancias, y verían como una agresión que una previsión meteorológica demasiado contundente y localizada las lesionara.

Señores, va a llover, no es para tanto. Después de todo, los millones de madrileños que se han echado a la carretera, por poner un ejemplo, digo yo que lo han hecho, no tanto para alcanzar el paraíso, sino para huir del infierno.

Es lógico que los habitantes de una mega urbe, castigados de modo cotidiano por los atascos de tráfico, la contaminación o las horas excesivas dedicadas a vivir en los transportes públicos, salgan disparados, no ya en busca del sol, sino atendiendo al impulso de huida de su realidad cotidiana.

Si esto es así, los pronósticos meteorológicos tienen una importancia relativa en las decisiones de salir de viaje, aunque es cierto que el mal tiempo puede dar al traste con la presencia de clientes en las terrazas. El Maravillas no tiene terraza, tanto si llueve, como si no, los fumadores nos limitamos a ocupar un lugar junto a la puerta, provisto de una mesa con un cenicero.

Por otro lado, cuando se juegue un Madrid-Barça en Mestalla, hay que suponer que la pasión por el fútbol estará por encima de los elementos. Así, hay que relativizar la presencia de una gama de grises en el horizonte. Ni impide, ni perjudica la realización de actividades lúdicas o deportivas. Es mas, permite observar la realidad
sin sombras que la distorsionen, evoca la pintura de Turner y las hojas de los setos, salpicadas por una ligera llovizna están, incluso, mas lozanas.

Va a llover, si. No es para tanto.

En fin. Elogio de los grises.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 16-04-11.