miércoles, 20 de abril de 2011

PRIMERA PERSONA

Ciertos investigadores sostienen que el uso del lenguaje apareció entre los hablantes hace unos cincuenta mil años. Si vinculamos la condición de persona a su expresión hablada, la primera persona dataría de esos remotos tiempos. Dado que otros sostienen que los testimonios mas antiguos del lenguaje escrito son de hace unos diez mil años, hay que suponer que aquella primera aparición del lenguaje se refiere a su forma oral.

Es difícil, para un profano, entender como la oralidad pudo dejar huellas de sus inicios. Como la ignorancia no excluye la imaginación, podemos suponer que un cadáver conservado en hielo, y datado su origen, puede dar testimonio de la existencia en su anatomía de aparato fonador, y un examen de su cráneo y las trazas de su contenido informar sobre su capacidad cerebral para hacer uso del lenguaje. Como interesa a los efectos del desarrollo del artículo, me lo voy a creer.

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No es probable que aquellas primeras personas que introdujeron el lenguaje oral en sus costumbres cotidianas, utilizaran el insulto.
No puedo imaginarlos llamando ladrón, canalla, hijo de puta, a algún colega, porque, si bien el instinto territorial parece que estaría presente, las formas de propiedad tal como hoy las conocemos no existían, del mismo modo, su conducta estaría marcada por la supervivencia, anterior a los códigos éticos, y las relaciones amorosas marcadas por la estructura de clan, antes que la de pareja, o sea, que es probable que no se dijeran esas cosas.

Así como el surgimiento del lenguaje oral fue un indudable progreso en la evolución de la especie humana, el uso que hacemos de el en la actualidad, en ocasiones, es un fiel reflejo de la etapa de regresión por la que atravesamos. Llamar ladrón, canalla o hijo de puta a un banquero, o al presidente de una compañía telefónica, pongo por caso, no es exactamente un insulto personal, sino una expresión de protesta ante los signos de involución de las formas de organización social, relacionadas con el lenguaje. Me explico.

Los alemanes inventaron hace algo mas de medio siglo la llamada Economía Social de Mercado, que era una fórmula que buscaba un equilibrio entre intereses opuestos para transitar por un entorno de paz social.

Ahora se ha excluido una palabra de ese sistema negociador y dialogante, que reconocía su trozo de razón y de participación a los distintos grupos sociales en el proceso de producción, y se ha declarado otra vez la guerra al imponer de forma autoritaria el poder único de los mercados. Si cuando se originó el lenguaje, añadir palabras a su vocabulario fue un progreso, la eliminación del factor social como socio de la economía, es una regresión.

Un proceso semejante se da en la literatura y el periodismo, a través de la evolución de la primera persona como recurso narrativo. Aquí es donde quería
llegar, perdón por el rodeo.

El uso de la primera persona como recurso narrativo es relativamente reciente, pero su uso y abuso se ha extendido de tal manera, que hoy es casi imposible leer un artículo, o algunos libros, sin que esté presente ese latiguillo que ha pasado, de recurso justificado, a moda indiscriminada.

¿A quien coño le importa, digo yo, si he tomado café en el Maravillas, que Piera se haya encontrado con un amigo que no veía hace veinte años, o el gin tónic de la tarde de Millás?. Eso no le interesa a nadie, oiga. Es asombroso como se ha convertido en cotidiana la primera persona, hasta el punto de que lees cualquier columna, artículo, análisis, o evocación mas o menos melancólica, y los tíos te cuentan su vida, casi siempre poco interesante, sin el menor pudor.

Hace veinte años, le das al jefe de redacción un papel con semejante contenido, y lo tira a la papelera directamente. ¿Que ha pasado con la primera persona como recurso literario? Lo mismo que con la aparición del lenguaje oral, que en principio fue un progreso y ahora es un reflejo de un mundo algo decadente.

La aparición de la primera persona como recurso literario fue en sus orígenes un proceso innovador que rompió los límites establecidos por la costumbre de distanciar al autor de la narración. Fue una ruptura revolucionaria, si, pero si miras el abuso que se hace en la actualidad de esa figura, casi en exclusiva, lo que en su momento fue un avance, ahora parece una moda empobrecedora, que limita los modos de expresión escrita a una sola posibilidad.

Aunque parezca contradictorio, que lo es, seguiré comenzando mis aportaciones cotidianas al blog con la expresión, 'He bajado al Maravillas..'y seguiré apreciando las columnas de Millás, con su gin tónic de la tarde, pues, solo se trata de muletillas que facilitan el trabajo de todos aquellos que se imponen la absurda tarea de comunicarse con los lectores de modo cotidiano, pero, por favor, que los directores de periódico hagan algo, no tiene sentido que los que solo aportan una
colaboración quincenal, o mensual, le hablen al lector con la misma confianza que si lo frecuentaran todos los días.

Es un opinión, discutible, como siempre.

En fin. Primera Persona.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 20-04-11.

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