"El período que transcurre entre la guerra franco-prusiana y la Primera Guerra Mundial se caracteriza por un crecimiento económico sostenido y una significativa agitación política que producirá grandes cambios sociales- El retrato, con una notable demanda comercial, es el género pictórico mas representativo de la época. Ilustra el nuevo individualismo del hombre moderno y su interés por la imagen que proyecta en su entorno social. Desde el punto de vista de la Historia del Arte, es un género que permite explicar los cambios que se producen tanto en las convenciones estilísticas como en las relaciones entre el artista y su público o mercado. Estos cambios darán lugar a la figura del artista moderno."
Así nos introduce el texto del folleto editado por el Consorci de Museus en el contenido de la magnifica exposición que se presenta en el Centro del Carmen hasta el 26 de junio.
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Una exposición que vale la pena visitar. Yo lo hice el sábado pasado en compañía de unos amigos y puedo recomendarla con conocimiento de causa.
Me llamó la atención, sobre todo, el paralelismo entre los estilos pictóricos de Sorolla y Singer Sargent. Su modo de tratar el color, la luz, y la composición, son asombrosamente parecidos. Esa similitud creo recordar que ya fue señalada en una exposición dedicada a la obra de ambos artistas.
La sorprendente modernidad de algunos retratos de mujer también merece ser destacada ,no solo el de La Mujer de Rosa, de 1.916, que es el emblema de la exposición, sino algún otro que no aparece reproducido en el folleto y que podría pasar por una ilustración de Jordi Labanda.
Especial mención merece el retrato de una familia burguesa vasca, de Sorolla, cuya composición evoca por su tratamiento y complejidad Las Meninas, o El Poeta, una creación de Egon Schiele, de 1.911, que parece precursora del expresionismo y el cubismo que aún se estaba cociendo en la mente de otros pintores, como Munch o Picasso.
Es sabido que Sorolla se enriqueció cultivando el retrato de una burguesía acomodada que comenzaba a considerar el gasto en arte como un signo de prestigio social, pero la variedad de firmas que reúne la exposición, y su nivel de calidad, muestra que ese
atributo no fue una característica única de Sorolla, sino un fenómeno amplio que creó, por primera vez, un extenso mercado del arte.
La exposición muestra, con elocuencia, la prosperidad burguesa de le época, y el deseo de mostrar públicamente ese estatus. De algún modo, esa exuberancia del retrato como muestra de prestigio social, es la expresión estética de una burbuja económica, antes de que la primera guerra mundial, y la gran crisis de 1.929, la reventaran con estrépito.
Nada nuevo bajo el sol, en lo económico. Si, en lo estético, pues, en esta exposición se advierten ya los signos del cambio de paradigma que dejaría el naturalismo y la pintura figurativa, para meterse en la exploración de nuevas formas de expresión pictórica.
No se la pierdan. Centro del Carmen. c/ Museo, 2. Heliópolis. De martes a domingo, de 10 a 20h.
En fin. Retratos de la Belle Époque.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 18-04-11.
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