He bajado al Maravillas pisando por el camino el asfalto de las calles aún mojadas. Toni me ha dicho que se ha desatado una tormenta a las tres de la mañana, con gran aparato eléctrico, de la que yo no he sido consciente porque a esa hora suelo estar dormido, mientras los jóvenes andan de copas por ahí.
Ir de copas, cuando te pasas un poco y los del bar llaman a los maderos, por tu comportamiento algo revoltoso inducido por la euforia alcohólica, puede dar con tus huesos en un zulo, acompañado de algún inmigrante denunciado por malos tratos, un presunto chorizo y otros colegas de infortunio.
Te pueden esposar, darte un bofetón, quitarte todos tus enseres personales, incluido el móvil y mantenerte incomunicado y privado de libertad durante setenta y dos horas, sin ninguna ayuda exterior, como si fueras un terrorista peligroso, pues la ley que permite esas actuaciones policiales no distingue la gradualidad de la falta o el presunto delito y aplica a todos por igual la detención incomunicada.
Con suerte, la presencia de un abogado de oficio y una vista oral pueden evitar que pases la noche en el zulo y devolverte la libertad solo unas horas después de que te hayan trincado con el débil argumento de que te has 'resistido a la autoridad' . Esa rápida liberación puede ser la evidencia de que se ha producido una detención ilegal, de la desproporción entre la medida de la detención y la ausencia de delito que la justifique.
Historias como esta se pueden leer en las páginas de sucesos al término de cualquier fin de semana, pero los verdaderos relatos criminales no hay que buscarlos en esa sección del periódico.
(...)
La Policía y los jueces son instrumentos del Estado para garantizar la seguridad de los ciudadanos, pero su actividad se centra sobre todo en el orden público, reprimir conductas inadecuadas en manifestaciones, disturbios y molestias ocasionados por la ingesta de bebidas alcohólicas, intervenir en pequeños hurtos o en la venta de productos no autorizados. Estas faltas menores y comportamientos inadecuados ocupan los recursos policiales en mayor medida que otras actividades criminales mas espectaculares que suelen habitar los titulares.
En particular, hay actividades criminales de carácter económico que, al no estar tipificadas como delito por las leyes, no las puedes encontrar en las páginas de sucesos. En un periódico atrasado del sábado he encontrado algunas de ellas que los redactores insisten en colocar en las páginas de Economía.
Alfredo Sainz, ejecutivo del Santander, cobró 9'1 millones de euros en 2010 y el fondo de pensiones que garantiza su jubilación se eleva a 86,6 millones.
Botín, por su parte, se dispone a pedir protección ante futuras pérdidas para el caso de que decida adquirir la CAM. El instrumento de esa protección podría ser un EPA, un esquema de protección de activos. Lo llaman esquema, o sea, cuatro rayas, no Ley de Protección de Activos, lo que evidencia la enorme flexibilidad que debe tener ese sistema de apropiación de caudales públicos, pues escapa de la rigidez de la ley, con lo que el robo debe de ser mas fácil.
Me asombra lo conspicuo de la defensa que hacen estos tipos del capitalismo liberal, su aversión por el Estado que se inmiscuye en la actividad privada, y su desvergüenza para saquearlo de mil maneras cuando lo que tendrían que hacer, consecuentes con su pensamiento declarado, es asumir los riesgos del mercado.
En la dura competencia entre entidades bancarias, Botin nunca ha hecho ascos a rozar el delito fiscal o monetario, bien pagando intereses en negro, o por medio de las primas únicas, pero aquel asunto nunca lo vi publicado en las páginas de sucesos, y la represión de esos presuntos delitos, que yo sepa, nunca ha dado con los huesos de Botín en un zulo, esposado e incomunicado durante setenta y dos horas, hasta que los jueces decidieran que hacer con el.
Quiere esto decir que si, la policía y los jueces son un instrumento del Estado que garantiza la seguridad de los ciudadanos pero,ay, de unos mas que de otros.
Soy de la opinión, discutible, como siempre, de que tanto la corrupción política, como la financiera, debe desaparecer de las páginas de Política y Economía, para formar parte de los relatos criminales de las páginas de Sucesos.
Puesto que muchos se lamentan de la poca sensibilidad ciudadana hacia el fenómeno de la corrupción, tratar en las noticias a sus protagonistas como delincuentes, junto a los revoltosos etílicos del fin de semana, podría ser un primer paso para que los lectores tomen conciencia de la naturaleza criminal de ciertas actividades políticas y económicas.
Las fotos de Fabra, la de Sainz o la de Botín, yo no las pondría donde se acostumbra, sino acompañando la crónica de los tribunales de justicia, que es donde merecen estar.
En fin. Página de Sucesos.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-04-11.
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