Hace medio siglo, cuando contaba veintisiete añitos, ejercí de director financiero de una empresa gasística de vida efímera. Creo que la empresa duró poco, entre otras razones, porque su Presidente, que apreciaba a los colaboradores formados en la 'Escola de la fam' , me confió esa función a pesar de que, entonces, yo carecía de formación universitaria.Creo que fue un error, como lo fue proyectar un negocio con ambiciones de mercado nacional sin capital suficiente para su desarrollo inicial.
De aquella época data un librito en rústica y cuarto titulado, 'El Método de los Ratios'. Vean si es antiguo y manoseado el concepto de ratio, ese que ahora se usa para expresar una necesidad imperiosa de aumentar el número de alumnos por aula, a lo que se oponen quienes consideran la educación como el bien público por excelencia.
En la 15 de 'Levante'' se expresa este conflicto con el siguiente titular 'Los inspectores docentes plantan cara a Educación y rechazan aumentar ratios', pero, ¿Que coño es un ratio?
(...)
Un ratio es, simplemente, un cociente, un número, generalmente entre cero y uno o mas dígitos, que expresa una relación entre cantidades mayores, de modo que permite a quien lo usa manejarse con números mas pequeños y entender fácilmente la prevalencia del incremento o decremento del numerador o denominador, por ejemplo, el número total de alumnos de un centro docente, dividido por el número de aulas, nos da un cociente, el ratio de alumnos por aula.
Usar una mínima y modesta técnica de gestión empresarial o financiera, de hace cincuenta años, para proponer soluciones a una cuestión tan amplia y tan fundamental como el nivel de calidad de la educación pública, da una idea de la inanidad de los políticos de la derecha confesional que nos gobiernan y están metiendo la zarpa en el órgano mas delicado de las sociedades que se quieren avanzadas.
Uno de los inconvenientes del uso de ratios es que ese cociente matemático, un número, no siempre refleja la complejidad cualitativa que lo forma. Por ejemplo, el ratio de alumnos por aula incluye, en su numerador, personas, y en su denominador espacios físicos, no humanos. El problema fundamental de este y otros ratios es que tienden a usarse olvidando la naturaleza y la complejidad de los conceptos que lo forman, y suelen conducir a proponer soluciones simples, numéricas, a cuestiones que demandan mas reflexión.
En todo este asunto de los ataques indiscriminados a la educación pública, que sospecho que incluyen un fuerte componente ideológico neo conservador, y no pocos intereses privados, parece que se están utilizando las conclusiones del último informe Pisa, que recogía la falta de calidad relativa de nuestros sistemas públicos de educación en relación con otros países de nuestro entorno, no para tomar medidas que la mejoren, sino para desprestigiar a todo el colectivo de personas que lo sacan, mejor o peor, adelante, como paso previo para fulminarlo.
En la entrada de ayer aludí a los gobiernos sucesivos del PP como responsables de la situación actual de RTVV, que está ahora a los pies de los liquidadores. Esto de la educación pública creo que es mas complejo. A falta de un pacto de Estado por la educación, los gobiernos de uno y otro signo han ido dando bandazos en la política pública educativa, cambiando, en un vaivén de avances y retrocesos, mareando la perdiz de las políticas educativas afectadas de sectarismo, desde hace varias décadas, y creo que es la ausencia de ese pacto la que ha conducido al sistema público a la situación valorada en el informe Pisa.
Aunque mi primera formación lo fue en la 'Escola de la fam', como decía el ingeniero industrial que me contrató para aquella empresa gasística de quienes no habíamos pasado por el filtro de la enseñanza reglada, después de aquel fracaso me sometí a un período de formación universitaria de siete años, que incluyó una licenciatura y un pos grado, y estoy muy agradecido al sistema público de enseñanza que me permitió hacerlo gracias a una beca, eso que ahora quieren cambiar por un crédito bancario, como en el sistema americano, condenando a todos aquellos que quieran formarse a introducirse en la cultura de la deuda, esa que ahora parece ser el origen de todos los males.
Dado lo esencial de la educación como elemento de progreso social, mi punto de vista es que el ratio de alumnos por aula debería ser un cociente de resultado uno, arriba el preceptor, abajo, un único alumno, resultado del ratio, uno. Como en tiempos mas antiguos, en los que el preceptor se desplazaba a los palacios para impartir latín y griego a los vástagos de la nobleza. Como económicamente eso, ahora, no parece posible, no es de extrañar que muchos padres retomen la vieja costumbre de enseñar a sus hijos en casa, antes de aceptar que participen de una educación degradada en aulas masificadas, que es lo que nos proponen los políticos inanes de la derecha confesional, porque el dinero que se han gastado en otras cosas,
dicen, no está disponible para mejorar la educación de nuestros hijos.
En fin. El Método de los Ratios.
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LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 24-05-12.
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