viernes, 25 de mayo de 2012

MANIPULACIÓN

Quienes lanzan un discurso, una opinión, o simplemente un exabrupto, al conocimiento público a través de los medios, porque son personas conocidas que aparecen con regularidad en ellos, están en una posición privilegiada para tratar de influir en la opinión pública. Algunos tienen una especial habilidad para captar la atención del público, con la intención manifiesta de conseguir que se olviden otros asuntos que les incomodan. Esperanza Aguirre --que mala es, que bruja, no?-- es uno de esos sujetos políticos que domina a la perfección esa técnica manipuladora.
(...)
Pues no se pone a rajar de fútbol la tía, justo cuando se le piden cuentas del déficit público de la Comunidad de Madrid, a cuya presidencia llegó con una operación de soborno que, gracias a sus técnicas de distracción la gente ha olvidado. No hay precedentes en la vida política y deportiva en este país de que alguien haya dicho la animalada que ha dicho Esperanza. Suspender un partido porque hay pitadas.

 Muy gordo debe ser lo que trata de ocultar Esperanza, si nos atenemos al tamaño del despropósito que ha soltado. En el Reino Unido han cerrado un periódico y han puesto en tela de juicio la capacidad de Murdoch para gestionar sus grupos de comunicación, a causa de las escuchas practicadas ilegalmente por ese medio, que han incluido a víctimas de delitos, policías, políticos, y no se cuanta gente mas.

 Aquí, Esperanza ha estado detrás de las prácticas de espionaje contra miembros de su propio gobierno y, que yo sepa, no ha sido procesada por ese grave delito. No estoy seguro, pero es probable que el número que montó a costa de los médicos de un hospital madrileño, haciéndolos acusar por malas prácticas, fuera otra maniobra de distracción a las que nos tiene acostumbrados. 

Dos asuntos tan gordos como la compra de votos y el espionaje político, si nos atenemos al ejemplo de Gran Bretaña, tendrían que haber dado lugar aquí a la apertura de sumarios con las correspondientes responsabilidades penales, pero, al parecer, Madrid es una finca política de cuatro señoritos, de los que el mas repelente es Gallardón y la mas manipuladora Esperanza Aguirre. 

Esta dinamitera de la política se acoge al nacionalismo español, justo cuando el ministro Wert es desautorizado por tratar de meter en la recortada asignatura de educación ciudadana la expresión nacionalismos excluyentes. Para nacionalismo excluyente, el madrileño, que, desde el privilegiado diseño radial del país hace de ese lugar, tan agradable por otra parte, al que me gusta acudir cada año para disfrutar de sus museos y sus plazas, un centro político y económico vampírico, construido a expensas del conjunto de los habitantes de la periferia, que reciben las migajas de lo que sobra. ¿Para cuando la capitalidad política del país en Albacete o Salamanca? 

Por otra parte, ¿Quien coño puede prohibir al público de un acontecimiento deportivo que le pite al príncipe, al rey, o a las madres que los parieron? 

Es una pérdida de tiempo dedicarse a encontrar un sentido a las declaraciones extemporáneas de Esperanza Aguirre, a menos que se tomen como lo que son, un intento, puro y duro, de manipulación, de distraer la atención de la opinión, para ocultar, hasta que se olviden, los asuntos mas graves en los que estuvo y está metida. Compra de votos, espionaje y, quien sabe si mal uso del dinero público de la Comunidad de Madrid. 

En fin. Manipulación.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25-05-12.

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