miércoles, 2 de mayo de 2012

UNIDAD MÓVIL DE DESTRUCCIÓN

"En 2030, cumplidos diez años desde que el gobierno de los populares comprobara  la exactitud de las previsiones del Fondo Monetario Internacional relativas a los efectos de la longevidad en las cuentas sociales del Estado, los habitantes de la ciudad ven  pasar los furgones blancos del servicio social dedicados a la destrucción de papel, --Unidades Móviles de Destrucción-- sin sospechar que su antigua función ha cambiado.
 (...)
Todo el mundo sabe --cree saber-- a que se dedican estos vehículos, antes encuadrados en Presidencia, ahora transferidos al Servicio Nacional de Salud. Acostumbrados a su antigua función, destrucción de historiales clínicos de personas fallecidas, en cumplimiento de la ley de protección de datos, eliminación de declaraciones fiscales, transcurrido el plazo de cinco años de su vigencia, liquidación de viejos archivos conteniendo solicitudes a las autoridades que han perdido su vigencia con el paso del tiempo, eliminación, en fin, de toneladas de papel que en su día tuvo un contenido administrativo, pero cuyo volumen físico elevaría los costes de almacenamiento de las administraciones públicas hasta límites intolerables, a nadie le resulta extraña su presencia en las calles, estacionados frente a domicilios particulares, aunque, si bien su presencia es algo cotidiano y normal, al parecer nadie conoce su actual destino, una vez concluida su misión destructora. Nadie se ha percatado de que ya no terminan su recorrido en las fábricas de celulosa.

Al parecer, tampoco nadie se ha percatado de que hace diez años que el uso del papel en los trámites de la administración, fue sustituido por procedimientos informáticos pues, aunque en los centros de salud hay puntos
de información que permiten solicitar consulta médica mediante la introducción de la tarjeta SIP, y  que las recetas farmacéuticas que en buena medida son pagadas desde entonces por el usuario, siguen siendo expedidas por los facultativos, son ahora una orden informática que va directamente a la terminal, no solo de las farmacias, sino de los supermercados, donde presentando el oportuno documento identificativo con el código de referencia es posible adquirirlas, lo cierto es que un gran número de usuarios no es consciente de que el papel ha desaparecido de las rutinas administrativas.

Hay que decir que, para estos casos extremos de incapacidad para adaptarse a los tiempos modernos, la administración ha conservado un negociado especial donde, aquellos usuarios que lo requieran, pueden seguir recurriendo al papel en sus relaciones con la administración, aunque, en la práctica, esto solo sucede con las reclamaciones que los ciudadanos se empeñan en seguir presentando por escrito. Parece que, conservar la copia de alguna reclamación formulada a cualquier instancia gubernamental o municipal, tiene para el que lo hace algún valor testimonial, casi fetichista, pero claro, se trata de cantidades ínfimas de papel que no plantean ningún problema de almacenamiento, por lo que no justifica la permanencia del viejo servicio de Unidades Móviles de Destrucción.

Yo había oído algunos rumores sobre el nuevo uso de esas unidades, antes dotadas con máquinas destructoras que recibían en sus fauces los legajos y expedientes vencidos, los convertían en finas tiritas de
papel y depositaban esos residuos por toneladas en las plantas de celulosa para su reciclado, pero que ahora, según insistentes rumores, se dedicaban a otras cosas, pero no acababa de creerlo, hasta que hoy, me he convencido de que los rumores son ciertos.

Verán, yo soy un perro, y mi convencimiento de que lo que me habían contado era cierto, surgió cuando mi nuevo amo me dio un pienso en forma de galleta y reconocí en su olor el rastro singular de mi antiguo amo, que desapareció al cumplir los ochenta y dos años.

He seguido a una Unidad Móvil de Destrucción, terminada su ronda de visitas en domicilios particulares de la ciudad y he comprobado que ya no van a las plantas de celulosa, sino que descargan en las plantas de producción de pienso animal. Me he colado en una de esas unidades y puedo confirmar que las máquinas destructoras con las que van equipadas, ya no destruyen papel, sino que hacen desaparecer ciudadanos excesivamente longevos, lo que parece ser una consecuencia --se lo escuché decir a mi amo unos días antes de que desapareciera-- de las medidas tomadas por las administraciones para hacer frente a los daños colaterales para la economía social de la excesiva longevidad de la gente mayor, de los que advirtió, hace unos veinte años, el Fondo Monetario Internacional.

No entiendo a los humanos, la verdad."

En fin. Unidad Móvil de Destrucción.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 2-05-12.

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