sábado, 8 de marzo de 2014

BAR MARAVILLAS

He bajado al Maravillas --cuánto tiempo sin iniciar la página con estas palabras-- porque mientras compraba en Mercadona me he encontrado con un gitano bueno --los hay buenos y menos buenos, como los payos-- que me ha informado que Tony vuelve a estar en la barra de ese bar por las mañanas, y me ha apetecido pasar a saludarlo.

Durante años he usado en el blog el recurso infalible de comenzar a escribir siempre con la misma frase 'He bajado al Maravillas...', al modo en el que Francisco Umbral, el gran maestro del periodismo, comenzaba sus artículos, 'Iba yo a comprar el pan...', un truco para eludir el estrés de la página en blanco, cuando no sabes como comenzar.

Después, por razones que no vienen al caso, dejé de frecuentar ese bar y, para ser consecuente con el relato de la realidad dejé de usar ese latiguillo en las entradas del blog.
(...)
Esta mañana, ignoro porqué, me he dejado llevar por el impulso de recuperar aquellas experiencias de bar, me he acercado al Maravillas, que está en la calle Sollana, en el distrito de Cuatre Carreres, en Heliópolis, y he encontrado a Tony en la puerta lanzando cohetes junto a su hija pequeña. 

Nos hemos saludado con un afectuoso abrazo, he vuelto a entrar al bar que no frecuentaba hace años y le he pedido a Tony una cerveza y unos frutos secos. Tony es el prototipo del man bar perfecto, alguien que domina el oficio de la barra y que jamás, aunque conozca tus hábitos, se tomará la licencia de servirte sin preguntarte antes que quieres tomar. 

Nunca abandona la atención al cliente, es un buen conversador y un buen escuchador, y conoce todos los secretos de los cocktails porque se formó en un establecimiento hostelero de cierta categoría. Es un profesional de primera, que presta toda la atención al mantenimiento de la cafetera, no como otros que dejan que se pudra de suciedad, y el café que sirve es de una calidad fuera de lo común.

Mientras tomaba la cerveza, Tony me ha preguntado, -Que tal, ¿como te va? 

--Pues ya ves, aquí, con el negocio de Internet, como siempre.

--Negocio? Es que vives de eso? 

--Que va, pero tengo mas de cuarenta mil clientes, por eso le llamo negocio, además te recuerdo que, al menos uno de esos cuarenta mil, pasó por tu bar intrigado por conocer el sabor de tu café, que yo había alabado varias veces en el blog...

--Es verdad, lo recuerdo, si...pero, ¿tú, que sacas de eso? 

--No solo no saco nada, sino que me pregunto que sacarán los que se acercan aquí, aunque sea virtualmente..lo cierto es que, después de siete años, sigo recibiendo visitas, que crecen cada día... y tú, ¿como es que has estado meses sin venir por aquí?... eso me dijeron...

 --Verás, he sufrido una depresión. No sabía decir que no a las solicitudes de mi alrededor, era incapaz de no responder a las demandas ajenas, incluso a esas tan de moda ahora...ya te pagaré....apúntalo...y llegué a dejar el bar al borde de la quiebra.. 

--Y, ya estás curado? 

--Sí, me han dado unas pastillas para aprender a decir que no, y  he dejado de tener problemas... 

El bar estaba lleno de gente y no he querido distraer a Tony de sus obligaciones, así que le he pedido la cuenta, y me temo que ha sufrido una recaída, porque ha dicho, no me debes nada, está pagado, me alegro de verte por aquí otra vez....

Me he despedido de Tony con la promesa de volver a visitar el bar después de fiestas, -nos vamos de cachondeo a un hotel de lujo en la Costa de Azahar y estaremos fuera unos días- y antes de salir me he encontrado con algunos parroquianos a los que hacía años que no veía, Pepe, el tramoyista, que inspiró un personaje de uno de mis libros inéditos, aunque ahora usa una silla de ruedas, su rotunda humanidad aparenta la misma energía de siempre; la dama merchera, que se peleaba todos los días con el pintor mural que hacía las tierras florentinas en las paredes de su casa, como si ella fuera la duquesa de Alba y el pintor estuviera repasando los muros del Palacio de Dueñas, en fin, una parte representativa de la fauna vecinal y literaria que me ayudó a alimentar el blog durante años. 

Estoy deseando, a la vuelta de nuestras vacaciones en Benicassim -la casa no se queda sola, lo digo para desanimar a los potenciales asaltantes- reanudar mis experiencias alcohólicas y literarias en el Bar Maravillas. ¿Recuerdan la letra de aquella canción pop?... 'Bares...que lugares..son sitios para conversar..', pues eso. 

En fin. Bar Maravillas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8-03-14.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios